C72 -TU PASADO.

Elizabeth bajó las escaleras despacio, con las manos aferradas a la barandilla. La mansión era demasiado grande, demasiado distinta a todo lo que había conocido, y cada rincón le parecía un lugar cargado de secretos. Su corazón latía con fuerza, y aunque estaba nerviosa, también había en ella una curiosidad que la empujaba a descubrir más.

Melinda se había quedado dormida después de comer y corretear por el jardín, agotada por tantas emociones nuevas. Ahora era momento de enfrentar lo inevitable: hablar con Silas, su padre.

Cuando llegó a la sala, lo encontró sentado en un sillón, con un libro abierto entre las manos. Al sentir sus pasos, él alzó la mirada, se quitó los lentes y le dedicó una sonrisa cálida.

—¿Se quedó dormida?

—Sí… —respondió Elizabeth, aunque su atención se desvió inmediatamente hacia los lentes.

Silas notó su mirada y rió suavemente.

—Ah, se llaman lentes. Se usan para ayudar a la visión. Obviamente, nosotros no tenemos ese problema… —hizo una pausa