Una noche en medio de la faena de trabajo en la casa de Richard, porque aquí se trabajaba día y noche. Richard les ordena tomar un descanso.
Les ordena a los prisioneros que se reunan en el patio con el.
Ellos asombrados pensaban que les iban a dar un castigo, ya que ninguno de los verdugos del régimen les daba tregua, solo los reventaban a palos y trabajo.
Richard mando a su esposa a que les llevará panes y chocolate caliente a dónde estaban reunidos.
Luisa a regañadientes manda a la cocinera a llevar el encargo, pero muy molesta porque ella no era de las ideas de darle confianza a los prisioneros.
Esto era algo de su esposo que ella no entendía, ni buscaba de entender por el momento.
Solo obedeceria y nada más.
En la reunión estaba la cocinera, quien ya había tomado mucha confianza con el. Estaba sirviendo el chocolate y los panes.
Además de ella se encontraban Alejandro y el albañil, a quienes también les habia tomado mucho cariño, que era retribuido