Nicholas ajustó el volante con precisión, maniobrando entre las rocas y las pendientes empinadas. Su experiencia era evidente; sabía que cualquier error podría ser fatal. A su lado, Elizabeth revisaba el dispositivo de rastreo, monitoreando los movimientos de los vehículos enemigos.
—No podremos mantener esta ventaja por mucho tiempo —dijo Elizabeth, con un tono que mezclaba urgencia y determinación—. Están ganando terreno.
—Entonces tendremos que enfrentarlos —respondió Nicholas con firmeza, acelerando a medida que una curva peligrosa se aproximaba.
En la parte trasera, Alice estaba junto a Dalton, ayudándolo a mantenerse erguido. Aunque las heridas físicas y emocionales de Dalton eran evidentes, su mirada reflejaba una determinación que no había mostrado desde hacía mucho tiempo.
—No dejaré que me lleven de vuelta —dijo Dalton en voz baja, casi para sí mismo—. Si quieren pelear, les daremos pelea.
Alice apretó su mano con fuerza, transmitiéndole su apoyo. —No estás solo en esto, Dalt