Capítulo 35: Harvey.
Yara se levantó de la cama, su cuerpo aun vibrando con el recuerdo de la pasión compartida, pero su corazón pesaba producto de la tristeza y la agitación.
Kira, la loba interior de Yara, también estaba inquieta en la misma situación. Porque siempre había algo en la presencia de ese hombre que la hacía sentir confundida y vulnerable.
Decidió dejar a su loba correr para que pudiera encontrar consuelo y tranquilidad. Así que se colocó una bata ancha rápidamente, caminó con premura al exterior, se la quitó en el jardín y le dio paso a su loba, y se adentró en el espeso bosque que rodeaba su hogar.
La noche estaba tranquila, y la luz de la luna llena filtrándose a través de las copas de los árboles creaba un ambiente mágico y sereno.
Kira se adentró en el bosque, corriendo a toda velocidad entre los árboles y dejando atrás todas las preocupaciones y dudas. La loba se sentía libre y en su elemento, en medio de la naturaleza.
Cada paso que daba y cada bocanada de aire fresco la ayudaba