054. La petición
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Amalia comenzó sus clases de etiqueta y deberes para convertirse en la Luna de la manada.
He estado al pendiente del hijo de Adam, nadie se ha atrevido a atacar sus tierras y el Rey y yo servimos de guardianes.
Kane toca una vez y entra al despacho sin siquiera esperar a que lo mande a pasar, así, por sus santos cojones.
— Algún día me vas a encontrar con los calzones abajo y tendré que asesinarte por ver a mi hembra – le gruño firmando unos documentos, sentado en el escritorio.
— Ya la vi en un short corto, ¿se te olvida?
— Kane – le advierto desnudando los caninos, a Conall ese chiste no le dio ni pisca de gracia.
— Bien, bien, tranquilo Alfa, parece hoy que ya no me quedan ganas de vivir, en fin, traigo varios reportes – rectifica, cambiando el tema y tomando asiento en el sillón frente a mí.
Hablamos sobre la confesión del único prisionero de las minas que sobrevivió y para el caso, lo más importante que dijo, fue que él solo se encargaba de inyectarle una droga a los Renegad