Los días pasaron y Claudine cada vez se metía más en mis pensamientos, ahora todo se trataba de ella, cada pequeña cosa que hacía era para complacerla.
— ¿Y si nos vamos a la playa? — Me preguntó sin más.
Yo la quedé mirando.
— Está semana tenemos mucho trabajo — Le dije.
— El fin de semana, déjamelo todo a mi — Me dijo con una sonrisa.
— Será muy romántico — Me aseguro.
— Está bien, ¿entonces el domingo? — Le pregunté.
Ella asintió de inmediato.
— Tu no lleves nada que yo voy a llevarlo todo — Me dijo.
Yo asentí con la cabeza.
Ella me entrego un documento que le había pedido redactar, yo lo empecé a leer y habían algunas cosas mal.
— Ven aquí — Le pedí.
Ella se levanto de su silla y camino a mi, después se sentó en mis piernas y me miró.
— ¿Está mal? — Me preguntó.
Yo le di un suave beso en el hombro y después la mire.
— No está bien, pero tampoco está mal, déjame ayudarte — Le dije.
Claudine sonrió y acepto mi ayuda, yo empecé a explicarle lo pequeños errores que había cometido.
— N