Mi madre me había levantado temprano, según ella tenia que acompañarla a un evento, yo no quería ir a ningún lado, solo quería seguir durmiendo, y por los quejidos de Momo ella también lo prefería mil veces.
— si no se levantan las dos, las bañare en la cama — nos amenazó.
Yo e senté en la cama y quedé viendo a mi madre.
— ¿no podemos ir as tarde? — le pregunte.
Ella negó con la cabeza, me lanzo una toalla y siguió apurándome para que me levantara.
Momo que estaba a mi lado también se sentó en la cama y empezó a llorar, la pobre niña quería seguir durmiendo.
— ¡las dos al baño ya! — nos gritó mi madre.
Yo me levante y cargue a Momo para llevar al baño
— no quiero bañarme — se quejó.
— yo tampoco — le dije con sinceridad.
Después de bañarnos y cambiarnos, fuimos a la cocina, donde un delicioso aroma a pan tostado y café recién hecho llenaba el aire. Mi madre nos sonrió, satisfecha de haber logrado su misión de despertarnos y arruinarnos un perfecto sábado de estar en la cama