—¿Cómo la están pasando? —les preguntó, tratando de hacer plática.
—De maravilla, muy consentidas —le respondió Kelly.
—Eso me alegra. ¿Quieren un café? ¿Té? ¿Algo? —las veía a las tres, solo que Mónic miraba hacia cualquier lado, tan solo para no cruzarse con su mirada.
Ya suficiente tenía con ese olor que emanaba de aquel hombre.
—Café está bien, gracias —respondió Day.
—Para mí también, pero incluye unas galletitas, por favor —pidió Kelly.
—Para ti, jefa, ¿algo? —esta vez no pudo evitar mirarla; se vería grosero si no lo hacía y probablemente la delataría.
Ya de por sí, Day estaba pensando… bueno, pensaba correctamente, pero Mónic no quería confirmárselo.
—Solo café, por favor —soltó lo más seco que pudo.
Estaba luchando internamente con eso que sentía. Tenía que ser fuerte.
—No creo que nos esté consintiendo solo porque somos nosotras. Ese anda atrás de ti. ¡Ese lobo quiere hincar el diente en tu filete, y tú no lo estás dejando! —aseguró Day mientras Logan se alejaba para traer s