No quería que Chelsea las viera y que comenzara a interrogarla, simplemente no tenía ganas de contestar preguntas sobre el idiota.
—Terminé, ¿podrías por favor llevar esto de regreso a la cocina? Necesito descansar, creo que dormiré desde ahora —lo decía con la intención de que se fuera y no regresara, mientras pensaba en cómo deshacerse de las rosas.
—Está bien, espero te mejores pronto, pero ¿exactamente qué fue lo que te pasó?
—Solo fue un ataque de ansiedad por el estrés en el trabajo, solo eso —la mentira le salió natural, nadie tenía por qué saber los detalles de aquella tragedia que aún la atormentaba.
La chica salió y Mónic de inmediato se levantó y puso el seguro en la puerta, se sentía como si tener aquellas flores fuera un crimen, no podía explicarse el porqué.
Las tomó y pensó en ponerlas en la basura, pero nana se daría cuenta, estaba pensando, cuando su mirada se fijó en aquel ramo de flores multicolores, así que sacó sus dones de florista.
Le quitó el lazo que las mante