El entrecejo fruncido de Logan no podía transmitir más que molestia, se sentía celoso, no solo como hombre, sino como empleado.
Sus ojos se dirigieron instintivamente a la mano de Mónic que pasaba por dentro del brazo de Caleb, demasiado pegados para su gusto.
Caleb no era tonto, era calculador, no por nada estaba en ese lugar, justo donde él quería.
Pudo notar la mirada que dio Logan a su brazo y también la molestia que eso le causaba. Sin saberlo, le acababa de dar un poco más de diversión a su estadía en ese lugar.
—¿Ya firmaste tu contrato? —preguntó sonriente la jefa.
—Sí, ya. Ahora debo ir a donde ya te había comentado —le dijo tratando de que no se notara su molestia.
—Y ¿todo bien? ¿algo que no te haya parecido?
—Todo perfecto, si me disculpan, tengo algo de prisa —tomó su saco que había puesto en el respaldo de la silla y salió a paso veloz. No sabía de qué sería capaz de hacer si se quedaba un minuto más ahí.
Llegó hasta con Vera y la chica ya tenía toda la información que l