Caleb bajó en el segundo piso, que era en donde él trabajaría. Ella siguió hasta el tercero, entró a su oficina con una boba sonrisa, se giró detrás de la puerta y se recargo en ésta con los ojos cerrados, pensando en aquel hombre guapo.

—¡Parece ser que tu día comenzó de maravilla! —la chica pegó un salto, literalmente saltó en su lugar por el susto que le había dado Logan con aquellas palabras.

Nunca se imaginó que estuviera dentro de su oficina “¿quién se cree este para invadir mi espacio?” pensaba furia.

—¡¿Qué te importa?! —rezongó molesta.

—Acaso, ¿eres bipolar? —preguntó con el ceño fruncido.

—¡Por supuesto que no! ¿Por qué preguntas estupideces? —le decía avanzando, rodeando su escritorio y llegando a su silla.

—Pues ¿Por qué más? —le dijo incorporándose del silloncito que estaba en la oficina —entraste como una adolescente en primavera, yo solo hable y te pusiste como leona.

—¡¿AHORA SOY UNA LEONA?! —casi gritó, poniendo las manos en el escritorio y luego avanzando a media of