Thiago y Dayana llegaron a la fiscalía y luego de esperar por más de dos horas, finalmente vieron cómo les entregaban una urna con las cenizas que había organizado Flavio.
Tan pronto como la urna fue entregada y Thiago firmó toda la documentación, Dayana sostuvo a aquel contenedor como si su vida dependiera de ello.
Al salir de la fiscalía, Dayana no esperaba que innumerables periodistas los estuvieran esperando. Ella sujetó aún con más fuerza la urna con las cenizas de su amiga, pero, aun así, sentía angustia de que se le pudieran caer.
En un acto que ni ella esperaba, Thiago la abrazó con fuerza y sirvió de escudo ante la multitud, quien no paraba de cuestionarlos sobre el tema.
Dayana no estaba acostumbrada a tanta atención, por lo que entró en pánico.
Ella solo buscaba recuperar a su amiga, la llevaba en manos, no quería nada más. Augusto envió policías para disipar a todos los periodistas que se aglomeraron ahí.
Thiago la subió a su camioneta y luego de asegurarse que su esposa