La mañana había alcanzado a Theo y Robert, mientras esperaban a tener alguna noticia de Anya. Theo no paraba de dar vueltas en el estudio analizando donde ella podría estar, donde ella podría haber ido.
- ¡Theo! ¡Por favor, cálmate! Estoy seguro de que Anya aparecerá… Ya hemos dado parte a las autoridades, Paul es muy bueno en su trabajo, el mimo tomo el caso; además, confío en que ella debe estar buscando un poco de tranquilidad, ya conoces a Anya, esto debió significar un duro golpe, pero lo superará.
- ¿Cómo me pides que me calme? Cuando no tengo ni una idea de dónde puede estar ella, cuando estoy que quiero partirle la cara, el tipejo ese de Roosevelt… De verdad, ¿cómo demonios no lo vi venir?
- Theo, no puedes protegerla toda la vida, no puedes guardarla en un caparazón, ¿acaso quieres convertirte en su nuevo verdugo? Esto es parte de la vida, son sus decisiones, ella deberá aprender a vivir con esto. ¿Por qué te mortificas tanto? Esto ya lo has vivido tú… A todo esto, ¿dónde está