Luego de que Darla tuviera que pagar los destrozos del lugar, la mujer pudo salir de aquel lujoso restaurant. Aquella mujer iba hecha una fiera, estaba dispuesta a desquitar toda su rabia con el primero que se le pusiera enfrente y ese, ese sería Thiago Cedeño.
Al llegar al edificio donde ahora vivía, casi atropella al administrador del edificio, le gritó a uno de los vigilantes y pasó lanzando maldiciones a todos los que la saludaban con amabilidad.
Tan pronto como puso un pie dentro de su penthouse, arrojó su bolso en el sofá, el lugar lucía solo y en silencio, aquello le encendió más la rabia, “¿Dónde carajos podría estar su maldito prometido?”, pensó aquella mujer molesta.
Al caminar hacia la alcoba principal, la escena la hizo encender más su rabia.
- ¡MALDITA SEA, THIAGO CEDEÑO! -gritó al ver al hombre desplomado en la cama, aún con la misma ropa que tenía cuando llegó.
En una de sus manos, tenía una botella de whisky, todo el cuarto olía a alcohol, había al menos otras dos botel