- ¡Lili, cielo! ¡Lili, mi vida! ¡Mi niña, despierta, es hora de que despiertes! -se escuchaba una voz a lo lejos.
Anya luchaba por abrir sus ojos, pero por más que lo intentaba, solo podía ver oscuridad.
- ¿Mamá? ¿Mami? ¿Estás ahí?
- Mi cielo, aquí estoy, siempre he estado aquí, nunca lo olvides…
- ¡Mamá! ¡Llévame contigo! ¡Ya no quiero estar sola! ¡Por favor! ¡Llévame contigo! No tengo a nadie, no tengo nada…
- Lili, anda cariño, debes despertar…
- ¡Mamá, te extraño! ¡Mamá, quiero irme contigo! ¡Mamá, déjame verte…!
- Cariño, yo siempre estaré contigo, mi cielo, mi niña, mi princesa, recuérdalo, siempre estoy contigo.
Luego de escuchar aquellas palabras, Anya trataba de moverse, trataba de caminar hacia donde se escuchaba la voz de su madre, pero nada, ella creía que tenía los ojos abiertos, pero solo podía ver una densa oscuridad, incluso, no podía ni ver sus manos.
Luego de unos minutos, el sonido de un monitor fue lo primero que escuchó, ese pitido constante, iba acompañado con el