- Anya, nunca, nunca creas que estás sola, no importa lo que pienses, yo siempre estaré ahí… -dijo Theo con palabras que sonaban muy sinceras, pero que ella no sabía cómo responder.
Anya no dijo nada, solo se quedó callada con la voz de su madre sonando por su cabeza. Theo miró a aquella afligida mujer y sintió una fuerte punzada en el estómago.
No cabía duda de que había sido muy cómodo para él, tratar de terminar todo desde lejos. Él realmente se sentía avergonzado por su comportamiento en esos meses, pues de haber analizado mejor las cosas, no se encontrarían en este punto.
Theo ya había hablado con el doctor Steven, quien le había comentado que Anya, llevaba muy buen avance en sus problemas, lo cual, le dejaba una gran duda, pues lo que acaba de suceder, no era ningún avance, era, más bien, un retroceso.
- Anya, estoy aquí y no pienso irme… -dijo Theo con sinceridad.
- Theo, solo quiero dormir un poco, me siento cansada. -dijo Anya cerrándosele los ojos.
Theo acarició la frente de