Theo tragó el nudo que sentía en la garganta, miró a los ojos a Anya y dijo:
- Enséñame a ver el mundo como tú lo ves, quiero sentir lo que tú sientes, quiero aprender a ver la vida como tú la ves a través de tus bellos ojos, Anya…
Acto seguido puso su mano en la nuca de Anya, la atrajo hacia él y la besó.
Ese beso estaba lleno de un deseo incontrolable, un deseo que mutuamente sentían y que los iba a llevar a explorar más allá de lo que estaba a la vista.
Theo poco a poco retiro el collar que Anya llevaba puesto, quería ver aquel bello y sensual cuello, lo acaricio, mientras se perdía en aquellos delicados labios que ya se encontraban hinchados.
Luego, después de unos cuantos besos más, sus labios fueron descendiendo poco a poco por la delicada y sensual piel de su cuello, aquello provocaba que toda la piel de Anya se erizara.
Las manos de Theo acariciaban la espalda descubierta de aquella bella mujer. Al sentir cómo los dedos de aquel hombre tocaban su piel, ella sentía que las piern