CAPITULO 3

—Yo no quiero ir sola. Además recuerda que podrías pasar la noche en la cárcel Jessica me entrega un vestido negro demasiado revelador, así que de inmediato lo rechazo porque aparte de rechazar su propuesta de ir, no es mi estilo este vestido. —Amiga Acepta, ya verás que cuando salgas con este vestido puesto, Alan votara baba por ti. —eleva ambas cejas al mismo tiempo. —¿acaso no te da curiosidad por ver su reacción?. —Dámelo —no se que tenía Jessica pero siempre sabia como convencerme. —Solo porque tu no dejas de insistir. Ella sabía que aún seguía encaprichada con Alan, pero yo aún no sabía si seguía amándolo o solo eran corajes por verlo feliz con otra cuando yo pienso en los momentos lindos que vivimos el y yo cuando estábamos recién casados. Después de dos horas, estábamos listas pero yo aún no me sentía cómoda con el vestido, me sentía como la prostituta de Martha con este vestido puesto. Aunque debo de admitir que resalta mas mis curvas y atributos que no crei tener, mi cabello negro tenía ondas sueltas y mis labios tenían un color rojo tan intenso que llamaba demasiado la atención, supongo que asi verian mas mi cara y no mi cuerpo. —¡¡Estas de infarto Mari —me mira con alegría Jessica —Vamos, hay que mostrarle a todos lo sensual que puedes ser. —Ok. Solo espero no caerme con estos tacones. Ella se ríe mientras salimos y me doy cuenta que como siempre Martha y Alan, ambos estaban afuera, Alan no deja de besar dulcemente a la zorra y al ver esa escena me lleno de coraje y náuseas. —¡Espera, olvidé las llaves adentro!.. Al escuchar los gritos de Jessica ellos salieron de su burbuja para ver a mi amiga trotar hacia mi casa, luego me vieron a mí, los ojos de Alan se agradaron cuando me vieron, se levantó de su lugar sin dejar de observarme y cuando vi la expresion estúpida de su rostro ladeo una sonrisa al lograr lo que quería, llamar su atención. —Ya las encontré —Jessica cierra la puerta de mi casa corre hacia su auto así que me subo después que ella lo hace. —Vámonos, que está es nuestra noche. Nos tomó al menos dos horas llegar, un guardia al identificar a Jessica nos dejó pasar. Al ver la enorme mansión rodeada de mucha multitud que eran grandes empresarios del país, me sentí como la Cenicienta por un momento. —Colócate el antifaz. Recuerda, no uses tu nombre, porque se pueden dar cuenta quien eres. —¿y eso es malo?. —Mari, por algo le dicen noche de máscaras. Dos hombres se colocaron frente a las puertas del auto ofreciéndonos su mano, "¡dios me siento como la mujer más importante del mundo!". —Bienvenidas a la casa de campo de la familia Smith. —dijo el joven a mi lado. —Cuando dijiste que era casa de campo, me imaginé un rancho con animales. —Son empresarios, no hacendados Mari.—murmura mientras entrelaza nuestros brazos. Ambas caminamos hacia donde se encontraban los demás reunidos, siempre me imaginé una fiesta de ricos pero esto era más de lo que pude imaginar. —Muy buenas tardes bellas damas. —mi mano fue presa sin permiso por un hombre que me robó el aliento con solo verme —¿Puedo saber su nombre?. —se supone que no se debe saber—intento mantener la calma pero se me dificulta con semejante bombón frente a mí. —Entonces, es un placer —al sentir su aliento y sus labios en mi mano, sonreí embobada por semejante semental. —Espero disfrutes de esta velada. —Si es en tan buena compañía, supongo que valdrá la pena —pero que demonios estoy diciendo —Podría.. Intento alejar mi mano de las suyas pero reacciono estremeciéndome cuando siento sus dedos hacer pequeños círculos en el centro de la Palma de mi mano. Nuestras miradas son suficientes para expresar lo que sentimos, deseo, atracción intensa, por su forma de verme me doy cuenta que es un hombre dominante seguro de lo que quiere, y eso me fascinó demasiado. Cuando se aleja me lanza una mirada que me hizo tragar en seco por la fuerte sensacion que jamás había experimentado con nadie ni siquiera con Alan, emocionada me acerco a Jessica y ella sonríe con picardía al darse cuenta de lo que logre apenas llegando. —¡Así se hace amiga! —me felicita —Ahora consigue lo que necesitas. —¿El que? —dije confundida. —Es obvio asi que no me hagas decirtelo porque sabes la respuesta. ¿O me dirás que no puedes?. —Por supuesto que si. —Entonces, aquí nos despedimos, porque yo, ya conseguí un hombre que está como dios manda. Mañana te cuento como me fue. —¿Qué?.. Antes de siquiera poder despedirme al menos ella, me da un mendigo abrazo y se va con un hombre que nos veía desde que ella se alejó de el. Sin saber que hacer tomé una copa de champán que tenía en una bandeja uno de los chaparrones. Comienzo a caminar sin rumbo fijo durante dos horas. Estaba sola, sola con mi m*****a consciencia que solo me decía "¿Que haces aquí, vámonos a casa?". Pero no quería volver tan pronto, porque es seguro que el imbécil de Alan debe estar con Martha. —Una hermosa dama no debería estar sola. Esa voz.. Mi cuerpo se tensó al sentir sus dedos recorrer la piel de mis hombros, cierro los ojos disfrutando de esa caricia que logro sacarme varios suspiros. —Entonces porque no me acompaña. —me levanto de mi lugar para verlo a la cara, ¡,dios, sus ojos eran hermosos!. —¿Que dice bella dama?. Me doy cuenta que observa mis piernas y sube su mirada lentamente admirando cada parte de mi cuerpo y eso me agradó. Se acerca a mi y me toma de la cintura. —Será un placer. —susurra en mi oído haciendo que muerda mi labio inferior por lo bien que se sintio al escuchar esa voz profunda. mi mente se nubla y el se da cuenta de inmediato de como me afecta su compañía. —¿Se siente bien?. Carraspeo mi garganta para aclarar mi voz. Pero me aprisiona nuevamente y mi voz se pierde cuando sus azules ojos me ven con fijeza. —Me tengo que ir —Intento salir de esta situación porque no quería entregarme así a la primera aún hombre que podría tener una enfermedad venérea. ya saben caras vemos… cuerpos no sabemos. —¿Podría soltarme?. —¿Quiere que la acompañe a su casa?. "¡hay carajo que más quisiera yo!", pero sería un problema, así que opté por rechazar pero él no parecía complacido por mi respuesta. —Insisto —Vuelve a repetir. Intento alejarme al ver su rostro más cerca del mío pero el me aprisiona para que no siga retrocediendo. La tensión es más potente y sin más un beso feroz me toma por sorpresa, Hábilmente me hace girar. —¿No se supone que ya se iba?. —Murmura en mi oído —Lindo tatuaje. —siento su mano acariciar el tatuaje de un hada que me hice antes de casarme con Alan. "¡¿pero qué demonios haces Maricela?, aléjate antes de que te arrepientas!. —Vamos Maricela.. Abro mis ojo totalmente porque jamás le dije mi nombre y el lo sabía, lo empujé asustada y me doy cuenta que esto era un juego para él porque sonrió con tanta maldad que hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. —¿Q-Quien eres?. —dije confundida y asustada. —¿Cómo sabes mi nombre?. El se quita el antifaz sin borrar su sonrisa. —Lo sé, porque soy tu nuevo jefe. ¡Qué demonios hice!, todo este tiempo había estado ligando con mi nuevo jefe.

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