CAPITULO 4

Estaba lista para huir así que retrocedo para aprovechar cualquier descuido de su parte pero, observo que cada vez que me alejo el da dos pasos al frente como si supiera lo que haría.

"¡Demonios Maricela, debiste escuchar a tu tonta conciencia!". Mis nervios estaban a mil, me había besado con mi próximo jefe, mejor dicho con mi nuevo jefe y lo peor, es que ya me había hecho a la idea de que estaría toda la noche con el en una grata velada.

"Dios, ahora ha de creer que soy igual que Martha, una mujerzuela regalada.

Mi odiosa conciencia no se callaba por ningún segundo, pero tenía razón.

¡¿Pero como demonios supo mi nombre?!. Esa es la pregunta que ronda mi cabeza.

—¿Como supo mi nombre?.

—Tu tatuaje, lo había visto antes —acaricia su mentón sin dejar de incomodarme con su forma de verme —Y como podría olvidar algo que vi recientemente.

¡Pero que diablos dice, si eso fue hace una semana!. Y estoy más que segura que si lo vio fue cuando casi le tiro encima, el café de él señor Rodrigo, cuando iba a entrar al elevador.

—Me tengo que ir —intento irme pero me toma del brazo.

—Por supuesto que no —sentencia en mi oído —Ahora vamos a terminar lo que comenzamos. —mi cuerpo se estremece cuando su nariz roza mi mejilla —Y no aceptaré un no por respuesta.

Mis nervios se incrementan al sentir que me derrito en sus brazos, enarco mi cuerpo por disfrutar de su fragancia exquisita y el parecía complacido al verme a su total merced.

¡Reacciona con un demonio mujer, es tu jefe!.

¡Juro por dios, que no sé que demonios me pasa!, parecía una marioneta que cobraba vida en manos de su titiritero.

—Exquisita.. —murmura complacido, al sentir su aliento, suspiro como una idiota —Ninguna mujer es indomable y tú no serás la excepción.

"¡demonios ¿que hago ahora?, Que tiene este hombre que hace que me derrita como la mantequilla en sus brazos!"

Mi cuerpo se negaba rotundamente a obedecerme, intento tomar el control de mi cuerpo al pensar en la posibilidad de que podria suceder lo que ambos queriamos.

¡dios, ojala no me arrepienta de esto!. Con toda la fuerza que tuve lo alejo para luego patear sus bolas, él, soltó un alarido que llamó la atención de todos los cercanos así que aproveche mi oportunidad para salir corriendo.

"¡¡Carajo, Carajo, corre, corre!!"..

—¡¡Esto lo pagarás caro ninfa!!..

Me detengo para verlo por última vez, la gente lo rodeó para ayudarlo pero el los rechazo a todos cabreado, abro mis ojos en grande al ver que el azul de sus ojos se pierden cuando sus pupilas se agrandan por la furia.

Aun al haber escuchado su advertencia en gritos. Fruncí el ceño molesta, ¡Pero que mierdas le pasa al llamarme ninfa, acaso me dijo perra. Aunque después de haber pateado sus pelotas supongo que lo soy, además, ¿ni se que significa ninfa?.

Sigo corriendo hasta salir de las propiedades de los Smith, tuve que tomar un Uber en el camino, cuando estuve frente a mi casa, salgo del auto y busco mis llaves.

—¿Parece que fue una fiesta importante?. —giro de inmediato mi cabeza y veo a mi ex en la puerta de mi casa. —¿Como te fue?.

Fruncí el ceño al ver que se acerca a mi. ¡Pero que carajos le pasa ahora a este!.

—Que te importa. —dije empujándolo —Mas te vale alejarte de mi si no quieres que te rocíe gas lacrimógeno de nuevo.

El se aleja de mi con las manos alzadas en rendición por mi advertencia, abro la puerta porque ya tenía suficiente problemas encima como para tener otro más con Alan.

—Por cierto, —al escuchar su voz volteo a verlo a punto de insultarlo —Te ves sensual con ese vestido, me gusta el cambio.

—Para lo que me importa ahora tu opinión. —murmuro mientras tiro la puerta en su cara.

La puerta es golpeada mientras escucho a Alan pedirme abrir la puerta para entrar. ¡Ja, ya quisiera volver a entrar a mi casa!.

Estaba más que asustada y mi mente solo pensaba en la patada y la amenaza que me dio mi nuevo jefe. ¡¿pero que diablos hice?!.

—¡¿Maricela que diablos hiciste?!. —me repetía una y otra vez .

"¡Carajo Maricela, por que demonios pateaste sus bolas cuando simplemente pudiste solo empujarlo y largarte!".

—Joder, carajo, mi consciencia tiene razón —me tomo de los cabellos más que asustada —¡¡Que hice!!..

Ahora sí estaba pensando en la opción de renunciar, porque después de lo que pasó el tendrá un pretexto perfecto para hacer de mis días de trabajo, un infierno.

Aunque, debo reconocer que es un dios besando, y sus ojos, ¡Dios el es el infierno!, tenía la mirada de un Ángel, pero un cuerpo tan pecaminoso y endemoniadamente sexy, el me había excitado con un simple beso.

"¡Imagínate que con un beso logro sacar esas sensaciones en segundos de tu cuerpo, te imaginas que será capaz de lograr si el y tú... ¡dios, pero por ahora gracias a tu inteligencia jamás lo sabrás!".

¡¡Carajo!!, que idiota soy. Si no fuera por lo que hice ahora mismo estaría con él disfrutando a semejante manjar. Ahora, creo que me gané su odio y apuesto a que me estaba matando en sus pensamientos.

Pasé mi fin de semana encerrada en mi casa rogando que los días fueran eternos, no quería que el lunes llegara, pero el tiempo parecía en mi contra porque, ¡maldita sea, ya es lunes nuevamente y no quiero ir a trabajar!.

—Vamos Mari, no eres cobarde, si pudiste soportar a su padre por años, me dirás que no podrás con el hijo. —intento motivarme frente a mi espejo pero el recuerdo de mi pie en sus pelotas me mata —¡No, demonios!, no puedo.

Ya era tarde y lo peor es que no quiero enfre

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo