Estoy sentada en el escritorio que antes pertenecía a Andrés, hace unos meses que nos hemos mudado y aunque la sala parece un caos con tantas cajas y objetos sin organizar me siento más tranquila que nunca, excepto por este momento mientras mis ojos siguen pegados a la computadora, no he tenido tiempo ni de pestañear detenidamente.

Estoy muy entusiasmada mientras atiendo a nuevos clientes pero la presión es diferente, cuando intento responderles a todos casi al mismo tiempo, ahora mismo ya está oscureciendo, no me he bañado y estoy con el mismo suéter enorme con el que he dormido anoche el cual le pertenece a Andrés y llevo puesto uno de sus bóxer ya que me han resultado bastante cómodos.

Mis ojos están totalmente cansados, aunque en el fondo no puedo evitar estar feliz ya que me siento por primera vez en mucho tiempo satisfecha con lo que estoy haciendo.

Así que me puse de pie y con un marcador, observé varias cajas hasta encontrar lo pedido.

-Tulipanes de cerámica rojos y morados