Después de pensarlo un rato, se relajaron.
Mi padre me dio una palmada en el hombro y me consoló:
—Como lo has decidido, sigue adelante.
Mi madre era muy activa y me organizó una cita a ciegas.
—Ya no eres muy joven. Como has roto con Carlos, tienes que buscar un nuevo novio. Te lo he dicho. Mi mejor amiga tiene un hijo excelente, guapo y confiable.
Por acuerdo de mi madre y su mejor amiga, fui a verlo.
Sin embargo, ese hombre no llegó y encontré por casualidad a mi jefe indiferente, Vicente.
Se acercó a mí para saludarme y me habló de los asuntos personales.
—¿Has roto con tu novio?
Asentí con la cabeza y me pregunté por qué se preocupaba tanto por mí e incluso conocía mi privacidad.
Luego me contó sus puntos de vista sobre el matrimonio y el amor y algunos hábitos diarios.
Inesperadamente, sus pensamientos y hábitos de vida eran muy consistentes con los míos.
Cuando me preguntaba por qué me lo contó, sus siguientes palabras me sorprendieron.
—Si no tienes otras preguntas, intentemos