Eliza Marquez
Natalia Pereyra Iraola siempre supo que el amor, en su mundo, era un lujo prohibido.
Criada entre silencios elegantes y obediencias disfrazadas de virtud, aprendió desde niña a no desear demasiado. Pero desear, deseó. Y su deseo tenía nombre: Alejandro Gutiérrez. Un joven policía de mirada limpia y manos firmes, ajeno a los salones dorados de la aristocracia, pero dueño de un corazón más valiente que cualquier apellido.
Su historia pudo haber sido otra.
Pero los cuentos de hadas no sobreviven cuando el lobo viste traje, lleva el apellido Alzaga y camina de la mano del poder.
Obligada a casarse con Leonardo, un hombre cruel, manipulador y acostumbrado a obtener lo que quiere, Natalia vio su destino transformarse en una prisión de encajes y amenazas.
El día de la boda, mientras los invitados brindaban y la iglesia rebosaba de flores blancas, Natalia corrió.
Corrió bajo la lluvia, descalza, con el alma hecha jirones, buscando una salida al infierno que se le imponía.
Al mismo tiempo, en un hospital cercado por mentiras, Alejandro yacía esposado a una cama, traicionado, silenciado, vencido… pero no destruido.
Solo el padre Aurelio, un hombre de fe con la conciencia despierta, parece dispuesto a desafiar el orden establecido.
Y ahora, mientras los secretos se agitan bajo la superficie de un pueblo que prefiere callar, Natalia deberá tomar una decisión que marcará su destino: ¿callar para sobrevivir… o luchar para liberarse, aún si eso significa incendiarlo todo?
Porque hay tormentas que limpian, pero otras solo anuncian que lo peor está por comenzar.