—¿Es esto una especie broma? ¡Porque lo contrario no tienes idea de con quién te estás metiendo! —advierte Martín sintiendo un escalofrío recorriéndole cuerpo, aunque intentando mostrarse con control la situación. —Sé muy bien con quién me estoy metiendo, con un cerdo desleal que no solo no puede ser fiel a las promesas que le hace al pueblo, sino tampoco a su esposa. Y pronto todo el mundo también lo sabrá, espero que lo ayude en su campaña —declara Lydya con una sonrisa burlona despegando del jarrón una pequeña cámara fotográfica que ha estado tomando imágenes desde que entraron a la habitación. Lydia, una hermosa seductora se ha dado a la tarea de exponer a los infieles hombres de poder que se creen intocables. Negociando con las traicionadas esposas que la contratan, llegando a esos hombres poderosos, y escapando de los matones que contratan para encontrarla. Pero cuando Joel Ramos, un joven y talentoso Detective comienza a seguirlo el rastro logrando llegar a ella. Ambos se sumergen en un juego de seducción y persecución que amenaza con convertirse en una pasión de la que ninguno podrá escapar.
Leer másLas puertas del ascensor del exclusivo Hotel Be Hollywood se abren al llegar al quinto piso del hotel, revelando a una apasionada pareja besándose con ardiente deseo, un espectáculo que por suerte para ellos no tiene ningún espectador inesperado. Aunque si lo tuviesen probablemente no se percatarían.
—Puede que sea el momento de continuar en la habitación, ¿No crees? —murmura la atractiva pelirroja al sentir la mano de su acompañante intentando pasar por debajo de su vestido verde esmeralda.—Sí, tienes razón, es solo que no pude evitar dejarme llevar, todo en ti me… enciende… de una manera que ni te imaginas —comenta el galán de cabello grisáceo que se obliga a hacer un esfuerzo casi sobrehumano para resistir el deseo de desvestir a esa bella mujer allí mismo.—Supongo que eso significa que tendremos una noche muy divertida —murmura la mujer con una sonrisa juguetona en los labios, la cual parece lograr excitar aún más a su compañero.Al entrar en la lujosa habitación el hombre intenta continuar con lo que tuvieron que interrumpir en el ascensor sin querer perder siquiera un minuto. Pudiendo pensar solo en la increíble noche que pasará junto a esa mujer que desde que la vio en la discoteca supo que debía llevarla a la cama con él.—¿Por qué la prisa, cariño? ¿Acaso no tenemos toda la noche? —interroga la pelirroja arqueando una ceja con cierto reclamo.—La tenemos, pero considero que hay que aprovechar mientras el fuego está ardiendo —responde el hombre que no está acostumbrado a que le digan que no o que le pongan freno, y mucho menos en una situación como esa.—Resulta aún mejor cuando se alimenta el fuego, no sea cosa que se apague demasiado rápido —susurra la mujer al oído de su compañero, terminando sus palabras con un suave beso en el cuello que lo hace estremecer de placer.El hombre se muerde el labio con cierta indecisión, por un lado desea arrebatarle la ropa y cargarla hasta la cama sea que esté de acuerdo o no, ya que la ha traído hasta allí solo con ese objetivo. Pero al notar en la mirada de ella el brillo de alguien a quien le gusta jugar, decide cederle el control, pues esas suelen ser las que dan las noches memorables que tanto le gusta compartir luego con sus colegas.—¿Así que eres una gatita juguetona? Vuelves las cosas cada vez más excitantes —murmura el hombre viendo a su compañera comenzando a desprenderle los botones de la camisa con suavidad mientras lo mira mordiéndose el labio inferior.—Espero que eso no resulte un problema, sé que a algunos hombres puede llegar a intimidarlos un poco no tener el control —señala la pelirroja pasando su dedo índice por el pecho y el vientre algo prominente de él que parece sentir que se prende fuego por dentro.—Claro que no, preciosa, sé que disfrutaré mucho de esto. Incluso puede que no estemos juntos solo esta noche —asegura el hombre dejándose empujar hacia la cama en donde la pelirroja se encarga de sacarle el calzado y el jean dejando solo con su bóxer negro.—¿Acaso es eso alguna especie de propuesta? —sostiene la mujer sacando una par de esposas de su cartera y esposándolo al respaldar de la cama dándole un beso en los labios y bajando lentamente a través de su pecho y deteniéndose justo en el elástico del bóxer.—Soy un hombre con influencia, puedo conseguirte todo lo que puedas desear, y solo pido que tengamos estas noches de placer —ruega el tipo sintiendo la excitación en su entrepierna, ilusionándose de poder tener un juguete nuevo.—No sé si me sentiría muy cómoda con eso, no quiero sentirme como una especie de trabajadora sexual —murmura la pelirroja con expresión dubitativa en el rostro.—No lo serías, es solo la ventaja de tener a un amigo poderoso, y puedo asegurarte que muy pocos están por encima de mí —asegura el hombre que lo único que desea es que esa mujer continúe con lo que empezó.—Pareces estar muy seguro de ti mismo, Martin. Ser tan confiado puede llegar a ser muy peligroso —murmura la mujer con una sonrisa divertida parándose al lado de la cama con expresión de triunfo.—No recuerdo haberte dicho mi nombre, ni tampoco haber escuchado el tuyo —reclama el hombre arrugando la frente con cierta desconfianza, aunque ha bebido tanto que de hecho podría habérselo dicho en algún momento.—Oh, no se preocupe Senador, también ha olvidado decirme que era casado, debe ser la edad lo que le está provocando problemas de memoria —replica la pelirroja con una expresión burlona yendo hacia una cómoda en donde un jarrón de porcelana contiene un ramo de rosas blancas.—¿Es esto una especie de broma? ¿Acaso te envió Marcos? —pregunta el hombre pensando en que su amigo le concedió esa preciosura en pago por el favor que le hizo en darle su voto en la Cámara Alta.—No, querido, no es una broma, y puedo asegurarte que no respondo a ningún amigo tuyo, se puede decir que es lo contrario, aunque a alguien con tus influencias eso no debe preocuparle demasiado —declara la mujer arrugando la nariz ante la poco atractiva imagen de su objetivo atado a la cama.—En ese caso estás cometiendo el error más grande de toda tu vida. ¡No te haces una idea de con quién te estás metiendo! —advierte Martín sintiendo un escalofrío de temor recorriéndole el cuerpo, aunque intentando mostrarse con el control de la situación a pesar de que claramente no lo tiene.—Sé muy bien con quién me estoy metiendo, con un cerdo que no solo le es desleal al pueblo que lo votó, sino también a su esposa. Y pronto todo el mundo lo sabrá, espero que disfruten de nuestra sesión de fotos juntos —señala la pelirroja con una sonrisa burlona, despegando del jarrón una pequeña cámara fotográfica que ha estado tomando imágenes desde que entraron a la habitación.—No sé lo que te estarán pagando, pero lo que sea puedo doblarlo, hablo en serio con que puedo darte lo que quieras —ofrece el Senador al comprender que está en aprietos, que esas fotos podrían resultar el fin de su carrera.—No se gaste en tratar de sobornarme, no trabajaría para alguien como tú ni aunque mi vida dependiera de eso. A diferencia de ti yo sí tengo principios, aunque la verdad es que a mí sí me ha resultado una noche divertida —declara la mujer tirándole un beso con la mano a modo de despedida.—¡Te atraparé, m*****a zorra, te haré pagar por esto! ¡Moveré cielo y tierra hasta encontrarte! —amenaza Martín gritando y sacudiéndose en la cama como un desquiciado.La mujer cierra la puerta de la habitación aún pudiendo oír los gritos del derrotado Senador, los cuales van a alertar a la administración y por ende a los matones que han quedado abajo esperando a su Jefe.Lo sensato hubiese sido haberle metido algo en la boca para no causarse problemas, pero la verdad es que no puede resistirse a exponerse a un poco de peligro. Y no solo por la descarga de adrenalina, sino también para ponerse a prueba, y obligarse a mantenerse en movimiento para estar siempre preparada para lo que se le pueda presentar.—Disculpe, señorita, pero de la administración nos informaron de algunos gritos en la habitación del Senador. ¿Está todo bien? —pregunta uno de los matones saliendo del ascensor con expresión de seriedad.—Sí él resultó ser un poco más ruidoso que yo, si es que me entienden —comenta la pelirroja casi en un susurro, como si les estuviese confiando un secreto.—Bueno, he escuchado algunas cosas sobre él, pero es la primera vez que dicen eso. Supongo que eso significa que lo ha pasado muy bien —confiesa el matón más joven con expresión divertida mirando con cierta curiosidad a la mujer.—Estoy segura que si se lo preguntan no dudará en darle los detalles —responde la mujer guiñándoles un ojo con picardía, logrando que ambos hombres con una mirada lujuriosa se apresuren hacia la habitación.A mitad de camino ambos hombres comienzan a alarmarse al comenzar a escuchar los gritos desesperados de su Jefe, es tanta su desesperación por averiguar lo que sucede que incluso derriban la puerta para entrar. Al ver la escena que los espera allí dentro, uno de los matones gira sobre sus talones para mirar hacia el ascensor cuyas puertas comienzan a cerrarse, pero le da tiempo de ver a la sonriente pelirroja alzando en alto las llaves de las esposas en un gesto de burla.—Y otro más que cae, me preguntó quién será mi próxima presa. Estoy ansiosa por conocer al próximo infiel —declara Lydia soltando una risa maliciosa sin siquiera preocuparse por las consecuencias que podría llegar a traerle haberse metido con alguien tan importante.—¿Cómo estás, cariño? —pregunta Héctor llegando al café en donde su clienta la está esperando saludándola con un beso en la frente.—Estoy bien, siento molestarte, sé que estás ocupado, pero solo tú puedes ayudarme —se disculpa Julieta haciendo señas al mesero para que se acerque a servirles.—Estoy a tu servicio, no solo porque me pagas, sino porque me preocupo por ti. Solo dime qué necesitas, y veré lo que puedo hacer por ti —plantea el agente ordenando un café negro sin azúcar con dos magdalenas.—Lo sé, por eso he acudido a ti, quiero un trabajo fuera de MarchetMax y Jaguer —revela la modelo pidiendo solo un cappuccino.—¿Quieres quedar fuera de una de las mayores empresas de publicidad del país y de la marca de moda emergente que se está dirigiendo directo a las mejores pasarelas del mundo? —cuestiona Héctor con el ceño fruncido al no encontrarle sentido a la petición que ha recibido.—Sí, necesito tomar distancia, no importa si son trabajo de menos relevancia, o si es solo
Ariel se sienta en un banco de madera frente a los lagos de Palermo luego de haber corrido algunas vueltas, con el cuerpo sudoroso y acalorado bebe de la botella de agua que acaba de comprar sintiendo una oleada de alivio ante el líquido frío que le recorre la garganta. Una vez que termina de beber se mantiene con los ojos cerrados deseando poder seguir sintiendo ese alivio, anhelando que esa paz que ha sentido al correr lo siguiese en la vida, sobre todo ante lo que tiene por delante.—No es tan malo… —susurra el empresario que desde que le pidió matrimonio a Carolina ha estado intentando convencerse que ella podría llegar a ser una buena esposa, es bella, inteligente, competitiva, y han compartido mucho juntos, por lo que una vida juntos no podría llegar a der tan mala.Aunque al recordar que en ese lugar fue en donde le dijo a Julieta que no podría estar a su lado siente una presión en el pecho, porque si bien luego pudo pasar la noche más maravillosa de su vida en sus brazos. El
—¿Lo ha hecho? Pues felicitaciones, querida, muy pronto serás parte de la familia Steinberg, la unión de nuestras familias asegurará que en este país siga existiendo gente de clase —exclama Fernando dándole un fraterno abrazo a su futura nuera que lo acepta con suma satisfacción.—Sé que a Alicia le hubiera encantado poder estar presente en este evento, viendo que uno de sus mayores deseos se volvía realidad, no puedo dejar de pensar que el destino ha sido injusto en llevarse a una persona tan valiosa como ella —se lamenta Carolina con una mirada lagrimosa puesta en el imponente mausoleo que el viudo le ha comprado en el cementerio.—Sé que sí, Alicia fue una esposa maravillosa, una mujer talentosa e inteligente que supo cargar con la responsabilidad de llevar este apellido con elegancia. Usualmente los Steinberg son sepultados en nuestro mausoleo familiar en la mansión, o al menos desde que mi bisabuelo la construyo, creí que de esa manera los que quedábamos aquí podríamos ser insp
—¿Vamos a cenar en un planetario? —pregunta Julieta al bajar del vehículo y ver el edificio en cuya parte superior se distingue una gran cúpula blanca.—Sí, y no, es una sorpresa, así que solo confía en mí, creo que te encantará —asegura Timoteo tomándola de la mano para conducirla al interior del edificio.—Créeme si te digo que sí es una sorpresa, supuse que eras algo extravagante a la hora de querer impresionar a tus conquistas, pero sin duda esto no es algo que hubiese podido imaginar —comenta la modelo observando el robot humanoide que les da la bienvenida detrás de un mostrador.—El hecho de que no sepas qué esperar me brinda una gran ventaja, como te dije la noche en que te conocí: eres una mujer maravillosa, una a la que un hombre intentará impresionar para conquistarla o al menos para intentar demostrar que vale la pena que te intereses en él. Por lo que esta cita tenía que ser completamente diferente a cualquier otra, no podía arriesgarme a duplicar algo que alguien mas i
Ariel camina nerviosamente de un lado a otro de su habitación deteniéndose cada tanto frente al espejo para observan el esmoquin que lleva puesto, soltando un suspiro cargado de pesadez mira su rostro cuya expresión parece la de un hombre condenado a la pena de muerte. Aunque tener que pedirle matrimonio a alguien a quien no amas parece un suplicio igual a esa condena, solo que en este caso mueres en vida.—Amigo, pareces un cordero que va directamente al matadero sabiendo lo que el fatal destino que le espera —murmura Daniel entrando en la habitación con dos botellas de cerveza.—Tú si que sabes ser reconfortante, lo recordaré para cuando piense en suicidarme. No gracias, no creo que deba beber —comenta Ariel rechazando la botella que su amigo le extiende.—Creo que es exactamente lo que necesitas, como mínimo te ayudará a sentirte más relajado cuando digas tus ultimas palabras de hombre libre —determina el amigo insistiendo con la botella y sentándose en la cama.—Había escuchad
—Y con nosotros volvemos a tener a nada más y nada menos que al Fiscal Avilés, bienvenido nuevamente —recibe Luis a su invitado con una sonrisa complacida al saber que tendrá una buena dosis de dramatismo en esa nota, tal y como le gusta.—Es un gusto poder estar aquí, siempre he considerado que es un gran deber asegurarse que cada persona pueda recibir la información de lo que sucede a su alrededor —comenta el Fiscal con una sutil sonrisa.—Y en este programa nos esforzamos por cumplir con ese deber, lo cual me lleva la razón de su presencia el día de hoy, que si bien entiendo no tiene que ver con Alicia Steinberg, sino con su marido, el reconocido Fernando Steinberg —comenta el periodista algo sorprendido de que el canal haya decidido permitir que se hable en contra de alguien tan influyente, pues una cosa es hablar de su difunta esposa, y otra directamente de él.—Sí, según parece la revelación de los crímenes ocultados por Alicia, y la muestra de que incluso para alguien en su
Último capítulo