Mundo ficciónIniciar sesiónEsa historia está basada en un bonito encuentro de dos mujeres de nacionalidades diferentes;su encuentro fue por el destino y donde la distancia jugará en contra de sus sentimientos.... Amor verdadero,amistad,distanciamiento,confusión,entre otros...
Leer másLa habitación espaciosa estaba sumida en la oscuridad. No se distinguía nada, salvo los jadeos bajos de un hombre y los gemidos ahogados de una mujer...
Dos cuerpos desnudos se entrelazaban en la cama. Las piernas largas de la mujer estaban abiertas al máximo, sus dedos se aferraban con fuerza a las sábanas, y su cuello se arqueaba hacia atrás, apoyándose en el pecho del hombre. Sus gemidos mezclaban un placer difuso con un dolor evidente y persistente.
Silvina Torres se acurrucó más en los brazos cálidos del hombre. Aunque no había descansado en toda la noche y le dolía cada parte del cuerpo, no sentía ningún remordimiento.
Llevaba mucho tiempo preparándose para esto. Quería entregarse como un regalo precioso... para él.
Después de un año de relación con Wilson Pérez, siempre se había negado a tener intimidad. No quería ceder su primera vez de manera precipitada.
Pero esta noche era diferente. Mañana Wilson se marcharía al extranjero, y además, ¡era su cumpleaños número veintidós!
Siguiendo el consejo insistente de su mejor amiga, había reservado una suite de lujo en este hotel, decidida a dar ese paso y entregarse por completo a su novio.
Silvina sonrió y rodeó con los brazos la cintura del hombre. ¡Vaya sorpresa! No imaginaba que Wilson tuviera un cuerpo tan perfecto. Ni demasiado delgado ni demasiado fornido. Justo como le gustaba.
—Mmm... ¿Rosa? ¿Ya estás despierta? —murmuró el hombre sobre su cabeza—. Gracias por anoche.
—No digas eso, Wilson... Lo hice con gusto —respondió Silvina dulcemente, apretando su abrazo.
¿Rosa...?
¿Wilson...?
Ambos se congelaron durante unos segundos. Luego se separaron bruscamente.
Silvina, alarmada, se giró y encendió la lámpara de la mesita de noche.
En cuanto la luz iluminó el cuarto, sus ojos se toparon con un rostro completamente desconocido. Dio un grito ahogado de pánico:
—¡¿Quién eres tú?!
Se cubrió el cuerpo rápidamente con la sábana.
—¡¿Qué haces aquí?! —preguntó, aterrada.
—¡Esta es mi habitación! ¿Y tú quién eres? ¿Qué haces en mi cama? —respondió el hombre con una expresión tan desconcertada como la de ella.
El cuerpo de Silvina se heló al instante. Una inquietud profunda le recorrió el pecho.
—¡Pero... esta es la habitación 1638! ¡Mi amiga me entregó personalmente la tarjeta! El hombre que debía estar aquí... era mi novio...
—¿Ah, sí? —Leonel Muñoz soltó una carcajada irónica—. Qué excusa más barata. Con la cantidad de mujeres que sueñan con meterse en mi cama, ¿ahora tú me vienes con el cuento de que fue un error? Si investigaste hasta mi número de habitación, ¿no es obvio que planeaste esto? Vamos, ¿cuánto quieres?
Las palabras del hombre, cargadas de sarcasmo, le atravesaron el pecho como cuchillas. Silvina comenzó a recuperar la compostura. ¿Qué diablos había pasado anoche?
Recordaba que había salido a beber con su mejor amiga, Rosa Reyes. Rosa viajaba esa noche a Milán para una pasarela internacional. Brindaron por eso, y también por el cumpleaños próximo de Silvina.
Había bebido demasiado. Rosa insistía una y otra vez en que debía aprovechar y acostarse con Wilson antes de que se fuera por dos años. Y ella... accedió, sin pensarlo mucho.
Rosa le dio una tarjeta de habitación. Silvina la usó y entró.
Pero... ¿cómo era posible que el hombre en la cama no fuera Wilson?
—¿Qué dinero? ¡No quiero tu dinero! —exclamó, cada vez más angustiada—. ¿Dónde está Wilson?
Leonel frunció el ceño. La mujer frente a él realmente parecía estar confundida. ¿Acaso no la había oído mencionar el nombre "Wilson" antes? ¿Podría ser que todo esto hubiera sido una trampa... para ambos?
Anoche, él había quedado con Rosa. Escuchó que alguien entraba con una tarjeta, y como la habitación estaba a oscuras, no encendió la luz. El perfume era el mismo que siempre usaba Rosa, así que no dudó: pensó que era ella. Pero ahora, viendo bien, la mujer con la que había pasado la noche era completamente distinta.
Estaba por preguntarle algo cuando su teléfono sonó. Al ver la pantalla, se dio cuenta de que era Rosa.
—¿Rosa? ¿Qué está pasando?
La voz de Rosa sonó al otro lado, con tono culpable:
—Leonel, lo siento muchísimo... Ayer recibí una invitación de último minuto desde Milán. Quieren que sea la modelo de cierre del desfile. Tomé el vuelo de las ocho de la noche. Sabes que ser el cierre ha sido mi sueño desde siempre. No podía dejar pasar esta oportunidad. ¿Puedes perdonarme?
Hizo una pausa y añadió, animada:
—Ah, y te dejé un regalito anoche como compensación. ¿Te gustó?
—¿Regalo? —Los ojos de Leonel se entrecerraron. Miró a la mujer que deambulaba por la habitación envuelta en una bata, aún buscando desesperadamente a alguien llamado Wilson. Su mirada se volvió insondable.
—Sí, me tomé el tiempo de elegirla. Fue difícil encontrar una virgen hoy en día. ¿No te pareció especial la experiencia de anoche? —preguntó Rosa con tono insinuante.
—Por supuesto que fue especial. Tener una novia tan detallista como tú es una bendición —respondió Leonel con sarcasmo apenas disimulado—. Si tanto te importa ser modelo, entonces asegúrate de brillar en Milán.
Sin darle oportunidad de responder, colgó la llamada.
Silvina, mientras tanto, ya había revisado cada rincón de la habitación. No había rastro de Wilson. Su ansiedad se desbordaba. ¡Había pasado la noche con un hombre completamente desconocido! ¿Cómo iba a enfrentar a Wilson después de esto?
Las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro. Se dejó caer en un rincón, abrazando sus rodillas, llorando en silencio. No le importó que el hombre la observara con una expresión complicada desde el otro lado del cuarto.
Leonel guardó el móvil con expresión fría. No sabía exactamente qué papel jugaba esa mujer en todo esto, pero estaba claro que no había venido a "acompañarlo" por voluntad propia. Si Rosa la había enviado, había algo raro detrás. Y si no... entonces el asunto era aún más delicado.
Pero no importaba quién fuera ni por qué estaba allí. Lo que había ocurrido esa noche no podía salir de esas cuatro paredes.
Sin decir una palabra, fue hasta su chaqueta, sacó un talonario de cheques, y escribió rápidamente una cifra. Arrancó la hoja con firmeza.
Con esta cantidad, debería bastar para comprar su silencio.
—¡Toc, toc, toc...!
En ese momento, llamaron a la puerta.
—Señor Leonel, buenos días. Soy del servicio al cliente del hotel, le traigo el desayuno.
Leonel frunció el ceño. Dejó el cheque sobre la cama y se dirigió a abrir la puerta.
El desayuno era abundante y bien presentado. Leonel echó un vistazo hacia la mujer acurrucada en el rincón y dijo con voz calmada:
—Ven a comer algo primero.
Pero ella seguía llorando, sin moverse.
Leonel no insistió. Se sentó a la mesa y comenzó a desayunar con total tranquilidad, mientras hablaba:
—Sobre lo de anoche... Te daré una explicación. Te ofrezco cinco millones de dólares. Lo único que te pido es que nunca hables de esto con nadie.
En ese instante, Silvina levantó la cabeza de golpe, mirándolo completamente atónita.
¿Cinco millones de dólares?
¿Acaso ese hombre pensaba que ella era una prostituta?
Él... ¿acaso había echado a Wilson de la habitación, se metió allí y luego abusó de ella?
¿Y ahora, como si no fuera suficiente, encima le ofrecía dinero para humillarla?
Cuanto más lo pensaba, más indignación sentía. Aunque la hubieran forzado... aunque realmente hubiera perdido su virginidad, jamás aceptaría ese dinero.
—No te preocupes. No se lo diré a nadie —dijo con voz fría.
Por supuesto que no lo diría.
¿Cómo podría hacerlo?
Sin agregar más, recogió su ropa esparcida por el suelo y se metió al baño.
Frente al espejo, vio su reflejo: el cabello enmarañado, los ojos hinchados y rojos. Parecía completamente destrozada. Jamás pensó que las cosas terminarían así.
Cuando salió del baño, Leonel seguía desayunando con elegancia, como si su marcha no tuviera la menor importancia.
El cheque seguía allí, abandonado sobre la cama, como una burla muda.
Apenas salió del hotel, el teléfono de Silvina vibró.
Un mensaje de Wilson.
"Silvina, anoche te esperé todo el tiempo en la habitación, pero no llegaste.
¿Tuviste algún contratiempo? No pasa nada, seguiré esperando.
Estoy a punto de embarcar, y cuando regrese, te llevaré un regalo.
Te quiere, Wilson."
Silvina se quedó helada.
¿Él estuvo en la habitación? ¿Qué decía? ¡Si nunca estuvo allí!
¿Entonces qué había pasado?
¿Rosa le dio la tarjeta equivocada?
No, eso era imposible... Rosa jamás haría algo así.
¿O sí?
Guardó el teléfono lentamente. Afuera, el mundo seguía su curso, con coches y peatones cruzando por todas partes.
Pero ella, de pronto, sintió que estaba sola. Tristemente sola.
Tal vez... cuando Wilson volviera del extranjero, ya no serían los mismos.
Tal vez... esto ya había terminado.
El pensamiento de una posible ruptura con Wilson le atravesó el corazón como una lanza. Le dolió tanto, que su cuerpo comenzó a temblar.
Todo esto... había pasado solo anoche.
¿Rosa... en verdad fuiste tú quien planeó todo esto?
Marcó el número de Rosa sin pensarlo. Al llevarse el teléfono al oído, lo único que escuchó fue esa voz mecánica tan familiar:
"El número marcado está apagado."
Fue entonces cuando Silvina se dio cuenta de que, inconscientemente, había intentado llamarla.
Pero nadie respondió.
Siguió caminando por la calle, como en trance, reviviendo en su mente cada recuerdo con Wilson.
Desde que empezaron a salir, los nervios del primer beso, las pequeñas promesas, y justo ayer... esa mezcla de emoción y nervios mientras preparaba todo.
Cada recuerdo pasaba por su mente como una película: tan claro, tan vivo...
Y ahora, tan inalcanzable.
Ayer mismo bromeaban sobre cómo sería su boda.
Wilson le había jurado que, desde el extranjero, le escribiría todos los días por W******p, que la llamaría para que escuchara su voz, que ella no se sentiría sola.
Y ahora...
todo eso se había convertido en un sueño imposible.
¿Podía fingir que nada había pasado y seguir hablándole como siempre?
No. Ya no podía.
No habría boda.
No habría hijos.
Ya no habría nada.
Un chirrido de frenos desgarrador y el sonido agudo de un timbre de teléfono interrumpieron de golpe su espiral de pensamientos.
Silvina volvió bruscamente en sí... y se dio cuenta, horrorizada, de que estaba parada en medio de la calle.
Un coche había frenado justo delante de ella, tan cerca que...
por poco no la atropella.
Poema 24 Lo que la vida me hizo Mi corazón estaba como hueso en un sepulcro Sin vida, sin sentido Como un mundo sin día, sin noche, solo vacío Donde todo fue un reflejo de dolor amargo Perdido en la locura sin descanso Sin nada, sin sentido Un mundo donde la muerte fue más vivo que el corazón vivo En el olvido de una casualidad, algo inesperado; Te vi, mi corazón se fijó en ti, con tu ser hermoso, llena de vida y encanto; has logrado hacerme sentir un nuevo sentimiento nunca he esperado; que no está muerto el corazón ,que si él tiene vida y destino Que si la vida no es un sueño olvidado, que solo uno debe darle sentido y destino, no importa su pasado Sí, me has hecho ver lo hermoso que es el hecho de estar vivo Poema 25 Una desgracia Tormento en mi cama con el cuerpo en fuego Tormento, tormento sin poder tener un
Poema 14 Una confusión ¿Soy romántica o solo tú sabes despertar la ternura de mi corazón vacío? Hablo mucho o poco hablo, hablo sin querer, hablo hasta en el silencio Hablo contigo de cerca, hablo contigo de lejos; hablo con palabras, hablo sin palabras Lo que solo se es que mi corazón te hablo cada rato Hablo sola, hablo con el espejo, pero no hablo sola, mi corazón te está buscando Sin vista tampoco tocamiento te hablo ¿Quién eres tú por hacer hablar tanto a mi interior de sus secretos? ¿Quién soy yo por hablarte tanto? Soy romántica o soy amada, o solo es la ironía de la vida que me pego al ver en tus hermosos ojos el amor sin ser mío Así con el reflejo de algo que no es mío, hablo mucho Poema 15 El poder de tu ser Y esa voz que canta en mi corazón la alegría de amarte Esa pasión que me llena hasta alma por sentirte ¿Podría s
Poema 4 Una impresión Impresionante impresión ¿Es posible que la caminata de la mirada que gira de toda parte, se va y viene como el viento sin destino, puede pararse en ti ,solo en ti? Mi mirada te ha descubierto de ese lugar que solo tú iluminaste En esa tarde como todas las otras sin comienzo tampoco fin llenaba de angustia y de melancolía Sin esperanza que la vida me podría sonreír en mi agonía ¡Que impresionante impresión! Te vi a ti tan desconocido de mi saber y con la luz de tu ser, que solo en un breve instante has llenado a mi alma perdida sin nada y sin saber el porqué de alegría ¡Dios mío! No sabía que solo la energía de un ser humano podría dar vida a un alma perdida Pero, que impresionante impresión Que tú ser tan quieto en ese lugar como una hermosa pintura sin precio por su hermosura
— Sábado en la mañana y aún Rosa está en su cama, ella no tiene ganas de salir de allí; le viene los recuerdos de Mónica, le viene en la mente las frases de ella que le hacía latir el corazón... ¿ Por qué el amor es tan fuerte? ¿ Por qué uno debe amar más a la otra persona? Y Rosa se está haciendo esas preguntas para saber, para entender por qué su amor por Mónica se volvió tan imposible... ¿ Por qué sus sentimientos tenían que nacer en la imposibilidad? Que dulce y bonito es el hecho de enamorarse, de sentir a esa persona en su corazón; dónde todo tu ser está ligado con el ser de la otra persona. Pero se ve un poco de loco cuando este sentimiento no es correspondido o puede ser que por aquellas circunstancias el amor puede aparecerse imposible... Pero Rosa está dispuesta a jugar todas sus cartas para demostrar a Mónica cuánto la ama, cuánto la extraña... Ella está dispuesta para salvar a esa bonita relación que tenían esas dos almas tan bellas... Rosa tan enamorada
— Rosa: El dolor me está comiendo el alma; por no tener una manera de demostrarla lo mucho que la amo...Tan complicado es el amor a distancia, me quedé ahí en mis pensamientos sin saber como vivir sin esa mujer que me ha robado todo el sentido. Ella me llena el alma y todo el sentido; Es por ello que mi corazón se quedó ligado a su persona sin una finalidad, aunque ella por su parte ya me olvidó... Santy si se que ella me olvidó, pero que puedo hacer si mi corazón tonto aún la ama..Santy: Amiga, debes distraerte, salir con gente; si te quedas ahí te vas a quebrar en la depresión... Y eso no es la amiga... No es lo que deseo por ti...Rosa: Si lo sé querida amiga, estoy tratando de vivir sin ella aunque la amo... Pero tanto me hace falta... No puedo arrepentirme de haberla encontrado, si fue su encuentro que me ha dado el sentido de la vida...Santy: Ah Rosa amiga, no tienes que pensar así, si la vida sigue y eres joven... Sin duda encontrarás alguien que
Monie: Hola Rosa. ¿Como estás? No lo puedo creer, pensé que me habías olvidado. Rosa: No, no a ti nunca te voy a olvidar Mónica, nunca. Monie: Gracias por quererme así Rosa, de verdad gracias. Rosa: Gracias por contestarme los mensajes. Monie: ¿Cuéntame como te ha ido? Rosa: Bien,bien gracias a Dios ahora estoy estudiando una carrera bacán, y estoy tranquila, ya no tengo novia,me separé de mi novia, me separé de todas las personas que he tenido en tu ausencia jajajaja. Ahi ando estudiando y trabajando. ¿Y tu como va tu vida? Monie: Yo bien, bien gracias por preguntar. Ando trabajando también a full. Rosa: ¿Y tu novia? Monie: No tengo novia. Rosa: ¿Bueno pues,que has hecho de nuevo? Monie: Nada,solamente trabajando,y hay una chica que me gusta pero ella recién terminé con su ex que tenía mucho tiempo de relación, eso me complica todo. Rosa: Me imagino, ya ánimo, si ella te quiere de verdad n
Último capítulo