Sophie Gates es una ex-agente especial muy reservada que tras una lesión se convierte en detective, está investigando una serie de asesinatos por encargo de un grupo mafioso, no tenía ninguna pista útil hasta que le asignan a ser la protectora de Tomas Clark Henderson, un empresario multimillonario atractivamente excéntrico que no le teme a nadie hasta que es sospechoso del asesinato de la hija del jefe de la mafia que ella investiga, al estar su vida en riesgo éste accede a ser protegido por la detective Gates, siempre y cuando ésta acuerde cumplir con sus reglas poco ortodoxas, ella es obligada por su jefe a trabajar encubierta para mantener las apariencias y proteger a Clark durante su investigación, para su desgracia tendrá que hacerse pasar por su novia y estar pegada a él 24 horas al día al tiempo que busca reunir las pruebas necesarias para arrestar al jefe mafioso que lo puso en una lista negra, mientras tanto un asesino a sueldo pondrá a prueba sus habilidades como agente de la ley, al igual que el enigmático magnate a quién intenta salvar de una muerte segura. Copyright Mary Lundh. Reservados todos los derechos. Cover license images: originales creados: master1305 y ArthurHidden on freepik
Ler maisRoma/Italia
Elena miró las fotos que estaban sobre la mesa, no tenía idea quien se las había mandado, pero la estaban destruyendo totalmente. Fabrizio, su novio con el que llevaba más de dos años, estaba besándose con una mujer. Las lágrimas caían por sus mejillas, ella creyó que él de verdad la amaba. Pero se equivocó. El hombre con el que se iba a pasar simplemente había escogido otra mujer por sobre ella, él había escogido otra mujer incluso cuando le había prometido amor días atrás, horas atrás. Elena miró a la mujer en la foto era totalmente opuesta a ella, completamente diferente, delgada, esbelta, parecía una modelo de revista. Elena dobló las fotografías y las arrugó con tanta fuerza sacando todo lo tenía acumulado. ¿Por qué nadie podía quererla de verdad? Eso era lo que ella se preguntaba una y otra vez con el corazón en su mano, con el alma dolida. Su teléfono comenzó a sonar insistentemente, pero ella no tenía ganas de nada. No podía dejar de pensar en que había sido engañada de manera cruel. De pronto la puerta se abrió y Fabrizio entró como si nada, dejó las cosas sobre la mesa y la ignoró por completo. Elena se puso de pie y lanzó las fotos arrugadas sobre la mesa, él la miró con cara de pocos amigos levantó una ceja y cruzó sus brazos. —¿Qué se supone que es esto? —cuestionó él. —Eso es lo que te pregunto a ti, ¿Que se supone que es esto? Es obvio que eres tú, pero ¿Quién es ella? Respóndeme —Elena habló con su voz entrecortado. Él soltó una sonrisa y luego simplemente la ignoró. Como solía hacerlo la mayoría de veces. Ella por su parte tenía el corazón roto. —Responde Fabrizio. —¿Qué quieres que te diga? Es claro que es una foto mía. Así que bájale a la grosería, no me grites de esta manera. No tienes porque hacerlo. —¿Y de otra mujer, verdad? —Sí, estoy en esa foto con otra mujer. ¿Feliz? Ahora debo ir a comer algo. —¿Por qué?... ¿Por qué lo hiciste? Se supone que mañana nos vamos a comprometer que me amas, ¿por qué me haces esto? —Ya no más. ¿Acaso no te has dado cuenta porque es, el por qué me metí con otra mujer? Solo mírate… mírate. Eres gorda, eres despreciable, es obvio que tarde o temprano eso iba a suceder. —No, no es obvio. Se supone que me amabas. O eso fue lo que creí, nos íbamos a casar, nos íbamos a comprometer mañana. No entiendo por qué te ibas a comprometer con una mujer como yo si no me querías, si me veías como una mujer gorda y despreciable ¿por qué? —ella gritó de nuevo. Su pecho subía y bajaba con rapidez, tenía tantas cosas por decirle, pero la impotencia que sentía y el dolor no se lo permitía. —Aparte de tonta eres poco inteligente, tu padre me pagó para que tuviéramos una relación, él me pagó para que te aguantara, para que me comprometiera, si él no me hubiera pagado ¿Por qué estaría contigo? —¿Lo que dices es verdad? La mirada de Elena nuevamente se nubló, el llanto no pasaba de salir y la decepción que sentía era inigualable. —¿Crees que habría otro motivo como amor o alguna otra estupidez así? Fabrizio mencionó con ironía, mientras la miraba de manera despectiva con una burla constante en sus ojos. —Yo sí creí que me querías, yo creí que estabas enamorado y me amabas en verdad —él se rió. —No puedo creer que en verdad pensaste que alguien como yo podía amar a alguien como tú. Mírate Elena, una mujer como tú jamás tendrá a un hombre como yo de la manera que quieres. »La única forma en la que un hombre se acerca a ti es porque alguien le paga. De lo contrario, no. »Ya deja la bobada, debes acostumbrarte que esta es la vida que mereces, es lo que te espera. Mujeres en mi vida van a ver muchas, antes deberías agradecer que vas a casarte conmigo. Ella limpió con brusquedad las lágrimas en sus ojos. —Y si no vas a aceptar mis condiciones, este compromiso se acaba ahora. No voy a dejar que una gorda ridícula me haga este tipo de espectáculos de nuevo. —Prefiero quedarme sola que vivir engañada, y no voy a permitir que mi padre te siga dando un solo centavo por fingir una relación conmigo. Él tomó sus cosas y salió cerrando la puerta con brusquedad. Elena lloró toda la noche. Su corazón estaba dolido, su alma estaba destrozada. Había confiado en un hombre que no conocía realmente, y no solo había confiado en él si no también en las malas intenciones de su padre. Decidió continuar con su vida, no pensaba dejarse morir por un engaño. Al llegar a la empresa encontró en su oficina a su padre y a su prometida. La mujer que decía ser su mejor amiga, y que se metió descaradamente entre el matrimonio de su padre y de su madre. —¿Qué se supone que hiciste Elena? —preguntó su padre—. Ya estoy enterado de lo que sucedió, no me sorprende que hayas arruinado aquello que me costó tanto trabajo conseguir para ti —Elena bufó. —Por favor padre, no trates de engañarme, tus arreglos no han traído nada bueno para mi vida, pareciera que solo quieres burlarte de mí, hiciste que me enamorara de tu socio, hiciste que viera en él un hombre que claramente no era. »Él me engañó con otra mujer y no es suficiente con eso me enteré que le pagaste para que estuviera conmigo. —Yo lo hice para ayudarte. Solo mírate hija. Yo no tenía conocimiento que estaba engañándote, de igual forma, si no la tuviera te hubieras valido de cualquier excusa para hacer que ese hombre se cansará de ti, solo mírate... siempre siendo tan desagradable. Ella miró a su padre, se refería de una manera desagradable hacia ella. Mientras que su madrastra solo se burlaba de eso mientras la miraba de manera despectiva. —Elena ya nadie quiere estar contigo, todo de ti causa molestia e incomodidad, busco ayudarte, pero siempre hay un inconveniente y ese eres tú —habló su padre con frialdad. —Tu indiferencia y tu desprecio son mi mayor castigo, no logras imaginar cuanto me duele que me trates como si no existiera, como si no fuera tu hija; tienes tiempo para todo menos para mí, estoy harta de esta clase de vida, estoy a punto te renunciara todo... Él la miró como si fuera una burla. Como si los reclamos de su hija no importaran, como si fuera algo normal. —En ocasiones lo único que quisiera es desaparecer de tu vida y así no causarte más dolor ante mi existencia, tu felicidad está al lado de tu nueva esposa, tienes mejores planes para compartir con ella que con tu propia hija y eso nunca lo podrás negar. —Elena, no puedes pedir más de lo que mereces, ya tienes la edad suficiente para saber en que te has equivocado, espero que lo que sucedió entre tú y mi socio se quede fuera de la empresa, para mí los negocios son más importantes que lo que sucede contigo —Elena bufó. Ella dibujó una sonrisa de medio lado, las palabras de su padre no la sorprendían, sus acciones lograban hablar por sí mismo. —Lo sé... Sé perfectamente cuales son tus intereses y no te preocupes, continuaré actuando como si no existiera, como si no tuviera sentimientos ni ojos para ver todo lo que haces como si yo no existiera. El padre de Elena llevó las manos dentro de sus bolsillos y se dio vuelta girando sobre sus talones. —Sé que todo esto fue tu culpa, y como siempre soy yo quien lo debe solucionar… Te vas a casar con uno de mis clientes, el señor Wilson estará feliz de aceptarte. ¿El señor Wilson? Elena abrió los ojos de par en par. No podía creer que su padre hubiera llegado a ser tan cruel. El señor Wilson era incluso mayor que su padre, ¡podría ser su abuelo! —No pienso casarme con él, es un hombre viejo y ni siquiera camina ya. —Es tu última oportunidad para remediar las cosas, te vas a casar con él y es mi última palabra. Él salió dejando a su hija con la palabra en la boca. —Como siempre causando problemas, ¿No te cansas de ser un estorbo? —habló Sofía. —No sé cómo llega a considerarte como una amiga, eres toda una arpía. Ella se rió burlándose de Elena una vez más mientras la miraba de arriba a abajo. —Pero a diferencia de ti, a mí los hombres no me abandonan. Eres desagradable y lo peor es que debes aprender a vivir siendo una gorda tonta. Sofía salió de allí meneando sus caderas. Elena se dejó caer en su silla completamente deprimida por lo que estaba pasando. La ilusión por la familia que quería formar no quería desaparecer dentro de ella por un engaño, tampoco quería casarse con un hombre que no amaba. No quería volver a sentirse sola, revisó en su teléfono algunas cosas y cayó en cuenta de que no necesitaba un esposo para cumplir con sus propósitos. Ella quería un bebé, y si la única forma de tenerlo y tener la familia que había deseado era por inseminación artificial, iba a ser muy feliz.Sophie caminaba por el pasillo de la muerte, cuando Carlson le llamó esta mañana pensó que sería para felicitarle por sus próximas nupcias, sin embargo su propuesta fue llevarle a la prisión estatal de máxima seguridad para ayudarle con una entrevista que quería realizar a fin obtener más información acerca de un caso que le interesaba a ambos resolver, por supuesto ella le dijo que sí, pero cuando se enteró de quién se trataba, su estómago dio un vuelco por el malestar, después de todo a nadie le animaba ver a un asesino tan despiadado como Joe Kendall, él estaba con los días contados y como último recurso para salvar su cuello llamó a la policía para negociar, obviamente ella no esperaba obtener nada de él, pero aún quería descubrir quién era el asesino a sueldo que él había contratado para eliminar a sus enemigos, así que cuando Carlson le dijo que esta sería su última oportunidad ella la aceptó. No era la primera vez que ingresa a una cárcel para entrevistar a un condenado
Sophie estaba sentada mirando el horizonte, sabía que no fue una decisión madura huir sin avisarle, pero después de que todo acabó y su vida ya no corría un peligro inminente necesitaba alejarse para pensar, amaba a Clark pero después de lo que se enteró acerca de su padre el miedo a terminar como él la inmovilizó, no quería morir y abandonar al hombre que amaba, ella sabía que Clark quería construir una familia, tener hijos, pero debido a su profesión no estaba segura de que pudiera darle esa estabilidad emocional que él tanto necesitaba para curarse, si se quedaba con él tal vez tendría que renunciar a la vida que actualmente llevaba, y esa no era una opción para ella, ser una agente de la ley era todo lo que siempre deseó ser, era su esencia, concluyó que un hombre como él necesitaba paz y una mujer como ella siempre estaría metida en
Carlson esperó unos segundos para actuar cuando vio que los maleantes se estaban matando entre ellos, después de que Gates rescatara a Clark ya no tenía ningún obstáculo para eliminar a todos, cercaron el lugar y entraron inesperadamente disparando en todas las direcciones, se acercó en donde estaba Gates para evaluar su situación¿Están bien?Sí, trajiste lo que te pedíSí — dijo entregándole a Sophie un arma de grueso calibreHay que sacarlo de aquí, está herido — Carlson miró a Clark y dijo:Creo que no se ve tan mal, aguantará hasta que terminemos con la fiestaEstaré bien — le prometió a Sophie el aludidoAl menos dale un arma — dijo ella al tiempo que preparaba su rifle para disparar¿Sabe cómo usarla? — preguntó Carlson
Cuarenta y tres minutos antes Sophie trató de concentrarse, no podía dejar que sus sentimientos por Clark nublaran su juicio, miró a Robertson que estaba expectante aguardando que ella le dijera algo ¿Hace cuánto? — preguntó al volver a la realidad ¿Salió? Sí Como 10 o 15 minutos como máximo ¿Te dijo a dónde iba? No, solo dijo que recibió un mensaje suyo ¿Llevó su celular? Creo que sí ¿quiere que lo llame? Noo… tengo la esperanza de que quién le haya tendido la trampa aún lo tenga encendido, si lo llamamos apagarán el teléfono ¿De qué sirve que esté encendido si él ya no lo tiene? Le instalé una aplicación de rastreo ¿Qué? — le miró sorprendido Después de que intentaran matarle por segunda vez en el restaurante creí que era lo más prudente — lo mencionó sin darle mucha importancia mientras checaba la aplicación en el ce
Dos días después de que se descubriera la identidad de la mujer misteriosa, Sophie estaba reflexionando sobre las novedades del caso, ahora que sabía quién era, tratarían de rastrearla en los suburbios, esperaba que uno de sus contactos supiera donde estaba, entraron en un acuerdo con Carlson se apoyarían y llevarían una investigación conjunta, aún le costaba creer que su padre había salvado a Clark y que de alguna manera siempre estuvieron conectados, tenía en la mano el libro infantil que una vez lo vio abrazar en la biblioteca, él lo tenía conservado todos estos años con la esperanza de devolvérselo a la niña que una vez fue Sophie, a pesar de todas las situaciones extremamente malas que la llevaron a conocer a Clark, estaba feliz de que sus caminos finalmente se hubieran cruzado después de tantos añosSophie… — le dijo Clar
Un día antes del asesinato de la joven KendallJanice Kendall se estaba divirtiendo sola como de costumbre en un pub de los suburbios, la noche era joven pensó y se había tomado media docena de cervezas y ahora seguía con el whiskey mezclándolo con las drogas que le había robado a su padre más temprano, su mente se estaba nublando y poco a poco perdía la noción de la realidad que le envolvía, bailó toda la noche con un grupo de personas que ni siquiera conocía hasta que una joven prostituta se le acercó para hacerle una oferta muy tentadoraHola preciosaHola… — dijo sin darle mucha importanciaSoy Diamond, estoy con unos amigos — insistió la mujer y señaló con la mano a 2 hombres sentados en un camarote — quieren divertirse un poco, pero estoy sola y pensé que tal vez quisieras un&i
Último capítulo