Sophie no durmió casi nada, se pasó la noche planeando la estratagema que emplearían para atrapar al jefe de la banda de los tiburones, ella sabía lo que tenía que hacer, ya lo había hecho muchas veces, haría el juego de atrapa al ratón, haciéndose pasar por una mujer inofensiva y despreocupada, una vez que estuviese en la guarida vería la manera de estar a solas con el hombre para someterle y mandarle la señal al equipo de respuesta que ingresaría al lugar disparando sin ningún miramiento, solo necesitaban al jefe de la banda vivo para obtener la información que querían, cuando ella garantizara su seguridad los demás podrían ir al infierno, y bien que lo merecían pensó, esa gente arruinaba millones de vidas cada año, era una mujer piadosa, pero a los contrabandistas y malhechores aprendió a verlos como objetos, personas inhumanas que no merecían misericordia, ella siempre disparaba para inmovilizar, pero en ocasiones matar era necesario, pensó en la pobre Carmen que casi fue asesinada por un psicópata que buscaba su placer en el año que infringía en las mujeres, si esa noche ella no estuviese vigilando ese sector su amiga estaría muerta, no dudó ni un segundo antes de disparar, le dio justo en la cabeza, el hombre cayó sin vida en el concreto, nunca olvidaría esa escena, fue su primer disparo mortal, bueno el hombre sin duda lo merecía, pero aun así ella había sentido la perdida humana, su madre le había dicho que era comprensible, pero que los malos no debían ser recordados, que pensara siempre en las vidas que estaba salvando al sacar a ese tipo de mala hierba de las calles. Cuando terminó la videoconferencia con su equipo ya eran las cuatro de la mañana, tenía que descansar al menos unas horas para estar alerta en su misión, pero no se sentía tranquila durmiendo en ese lugar, se recostó contra el sofá para descansar los ojos por un segundo, pero minutos después había quedado dormida, cuando golpearon su puerta en la mañana saltó del sofá empuñando su nueve milímetros
Sophie abrió su maletín y se puso el broche rastreador y los audífonos para comunicarse con su equipo, por suerte los dispositivos eran discretos y casi imperceptibles, soltó su cabello para desarreglarlo un poco y ocultar mejor el aparato auricular, tenía que concentrarse para evocar a su personaje, cuando cruzara esa puerta ya no sería Sophie Gates la súper agente, sería Kate la viciada que se prostituía por drogas, cambió su postura de persona confiada a una indecisa, abrió la puerta y bajó tropezando por las escaleras como una persona que apenas si podía tener noción de lo que sucedía a su alrededor, se balanceaba como si no pudiera equilibrarse, madame Carmen la presentó a sus visitantes, eran dos hombres muy repulsivos, estaban sudados y llenos de tatuajes.
El olor a alcohol y tabaco impregnó sus narinas, apenas podía distinguir su propia fragancia repulsiva al lado de uno de los hombres que se sentó con ella en el asiento trasero, actuaba como si apenas pudiera mantenerse consciente, tenía que seguir en el papel por más asquerosa que fuese la situación. Tardaron como cuarenta y cinco minutos para llegar a la guarida, estaba en la zona portuaria, en un viejo galpón abandonado, estaba marcado para demolición, con razón la policía nunca había dado con el paradero de la banda, estaban protegidos en un terreno privado de una compañía extranjera que acababa de ingresar en el mercado nacional. La bajaron dando brincos observó que había al menos 7 hombres apostados alrededor del edificio, la metieron adentro rápidamente, siguieron arrastrándola hasta llegar en lo que parecía ser una vieja oficina, abrieron la puerta y la empujaron para que pasara al lugar, se movió con la lentitud de alguien que estaba demasiado drogado para reaccionar a cualquier cosa, uno la volvió a empujar tirándola hacia adentro a la par que la insultaba
Ella ignoró el insulto y trató de actuar como si no hubiera sentido el golpe que se dio contra un mueble que estaba al costado de la puerta, se enderezó despacio y le dedicó una sonrisita al que le empujó
Ella lo miró como si estuviese con la mente dispersa, empezó a recorrer la habitación lentamente, el lugar era asqueroso, estaba lleno de moho y suciedad, tenía miedo de que si se cortara le diera tétanos.
— Celeste no vendrá, ésta es… ¡no recuerdo el maldito nombre!, pero a quién diablos le importa ¿verdad? — le indicó a su jefe
El hombre que evidentemente estaba al mando levantó una mano y los hombres salieron cerrando la puerta, estaban solos, mejor para ella pensó, miró de reojo si había algún peligro eminente, algún arma que él pudiera usar en su contra, no vio nada amenazador excepto una pistola semiautomática en su cintura, el muy tonto estaba seguro de que ella era manejable, empezó a balancearse y tocarse los pechos para provocarle, eso le animó y se levantó de la silla para acercarse, apretó con su mano derecha la pistola para indicarle de que si intentaba algo raro le dispararía, entonces Sophie cambió de postura para equilibrarse mejor y aflojó más los hombros pareciendo muy accesible, escuchó una risita muy irritante, dándole a entender que su plan estaba funcionando entonces ella le dijo:
Se dio cuenta que él necesitaba más incentivo visual para ceder, entonces le mostró sus muslos desnudos y agregó:
El cayó en la trampa, se acercó más y le pasó la mano izquierda por el muslo, la repulsión era instintiva, pero se la tragó y amagó una sonrisa, en ese instante de su rendición él bajó la guardia y cometió un error mortal, se acercó más a ella distraído por los muslos que estaba acariciando y con la otra mano que antes estaba sujetando el arma le tocó uno de los pechos, no tuvo tiempo de responder a su pregunta, ella le sacó el arma de la cintura, se zafó de sus brazos rápidamente, se giró y le aplicó una llave en el cuello por detrás al tiempo que le apuntaba el arma a la cabeza, el hombre estaba tan sorprendido que empezó a tartamudear
Lo arrastró hasta un costado de la habitación fuera de la zona de riesgo, llaveó la puerta luego pronunció las palabras que condenarían a todos en el edificio
Se sentó al lado del hombre inconsciente en ese piso mugriento, no veía la hora de bañarse pensó, escuchó un montón de disparos, alguien intentó abrir la puerta, ella se posicionó para disparar, el hombre gritó desesperado
Intentó forzar la puerta con empujones, luego disparó para abrir el cerrojo, pero falló en la puntería y la bala fue a para en la pared de la habitación, segundos después oyó otro disparo, pero ninguna bala atravesó la pared, habían eliminado al último que estaba vivo.
Abrió la puerta y vio la masacre, se giró y saludo al comandante
Ella pasó nuevamente a la habitación mugrienta para sacar una silla y arrastrarla hasta afuera de la vieja oficina, la puso en medio de los cadáveres y le dijo a Carlson:
Ella le dio unos golpecitos en la cara al hombre que iba a interrogar pero no despertaba, entonces le dio un golpe más fuerte, esta vez sí despertó y escupiendo sangre
El miró incrédulo, ¿Cómo ella solita pudo haber eliminado a tantos hombres?, pero estaban allí tirados en un charco de sangre
Los hombres que antes estaban a su espalda surgieron de la nada ante sus ojos, la rabia lo inundó y comenzó a gritar
Todos los presentes estaban en silencio, y al parecer ni un poco sorprendidos, el único que mostró una reacción fue Carlson, que estaba sonriendo muy divertido, cuando el hombre paró de gritar ella prosiguió diciendo:
Después del último golpe el jefe de la banda dio todos los detalles que necesitaban para interceptar el último cargamento que llegaría en la madrugada, éste le reveló que tenía un socio, una persona misteriosa que orquestaba todos los planes y daba órdenes desde las sombras. Sophie fue a casa para darse un merecido baño antes de continuar con la misión, cuando pasó a buscar su auto en el burdel Carmen le preguntó cómo habían ido las cosas, ella no pudo más que reír por su reacción cuando le dio los detalles los hechos
Esas últimas palabras le pesaron, saliendo de sus pensamientos miró el reloj, aún le quedaban un par de horas para ultimar detalles con su equipo, su comandante le había dicho que no era obligatorio que fuese con ellos, que ya había hecho mucho por el equipo hoy arriesgando su vida al entrar sola a la guarida del lobo, pero ella no podía dejarlo así, hoy se había enterado de que la persona que mandó matar a su colega era el socio del jefe de la banda de tiburones, podría estar cara a cara con el animal que había dejado a dos niñas sin padre, mirar a los ojos de esas pequeñas en el funeral le recordó su propia pérdida, lo difícil que fue para ella tener que vivir sin su padre a una edad adolescente, sin embargo éstas niñas habían perdido mucho más tiempo de vida con su padre, se encargaría personalmente de meter al malnacido que las dejó huérfanas en la cárcel
Llegó al punto de encuentro, usaba su equipamiento completo, incluso un chaleco antibalas, no sabían que esperar, el socio del que no sabían mucho era sin duda el cerebro de la operación, esperaban atraparlo con las manos en la masa y mandarlo directamente a la prisión de máxima seguridad para que nunca volviera a ver la luz del día
Esperaron dos horas hasta que uno de los francotiradores avistó dos camiones que venían a gran velocidad por la carretera
Los camiones avanzaron a gran velocidad, pero cuando quedaron en el campo de visión, dos vehículos 4x 4 blindados aparecieron en la escena con hombres armados hasta los colmillos empezaron a disparar con ametralladoras, el comandante y sus hombres fueron sorprendidos a tal punto que gran parte de sus hombres cayeron bajo la línea de fuego, algunos lograron zafarse solo a tiempo de tirarse al piso, pero no pudieron reaccionar a los disparos que recibían, los francotiradores dispararon pero no eran suficientes para detener 2 camiones que cruzaron sin ningún problema por la barricada policial gracias a la distracción causada por los dos vehículos blindados. Sophie vio con horror como sus compañeros eran acribillados sin ninguna misericordia, no tenía opción todo estaba en sus manos ahora, estaba sola y sin ningún plan específico, jamás imaginó que no serían capaces de parar a los camiones en la primera línea de defensa, tenía que detener el paso de los vehículos entonces hizo lo único que se le ocurrió que sería lo suficientemente fuerte para detenerlos, bajó el rifle y preparó la bazuca, luego de ajustar la mira disparó a 15 metros de distancia de su cuerpo en línea diagonal, sabía lo que pasaría, pero no iba a dejar que los delincuentes se escaparán