—¡Estás mal de la cabeza, Antonella! ¿Por qué no quieres el divorcio? ¡Sabes que tendrás tu parte del acuerdo! —exclamó Massimo, sin comprender la negativa de su esposa. —No lo haré —volvió a soltar la mujer pelirroja, con un tono gélido en su voz—. No porque te ame. Sabes que jamás te he amado, Massimo. Si no porque… no pienso ser la mujer que "el CEO Massimo Bernardi, no amó, engañó, dejó y todo… para correr tras su amante"… No. Mi orgullo, mi dignidad, no me lo permite. No me dejarás por esa perra FEA. —¡Maldición! ¡Estás loca! —frunció el ceño Massimo. Acercándose cada vez más a ella—. Si nunca me amaste. Y todo es por orgullo… Por vengarte de mí… ¡No tiene sentido!, el divorcio te dejará comenzar de nuevo. Tendrás dinero, tendrás propiedades. Solo eso. Mi hijo no pienso perderlo, será una custodia compartida. —¡JA! —soltó Antonella una risa cruel—. No, Massimo. No habrá custodia compartida, porque NO HABRÁ ninguna separación. ¿O acaso estás olvidando ese "pequeño" detal
Leer más