Salvatore Mancini. Siento un calor corporal recorrer mi cuerpo y un ligero peso en un costado de mi cuerpo. Abro mis ojos lentamente y trato de adaptarme a la luz de la habitación. Relamo mis labios y froto mis ojos mientras sentía mi cuerpo por primera vez tan relajado. Miro a la mesa de noche, donde el despertador marcaba las 10 de la mañana. Joder, era tarde. Estaba acostumbrado a levantarme a las siete de la mañana para así realizar mi debida rutina con calma, pero esta vez parecía ser todo lo contrario. Giro mi cabeza hacia mi lado izquierdo, donde me encuentro a Giulia durmiendo profundamente, con mechones de su cabello cubriendo su rostro, haciéndola ver jodidamente inocente, pero mierda, esta mujer era todo lo contrario. Apartó los mechones de su cabello y luego acarició su mejilla suavemente, permitiendome sentir la suavidad de su piel. Giulia se remueve en medio del sueño y se aferra más a mi cuerpo. Su pierna izquierda estaba sobre mi pelvis y me abrazaba como un koala.
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