Desperté y estaba sola en la habitación, me levanté e hice mi rutina de aseo personal, luego bajé y encontré a Iván desayunando con el abuelo y Javier, buenos días, ¿cómo amanecieron?—bien, hija.—muy bien cuñada, hermano, ¿no responderás el saludo de tu mujer?—como bien lo has dicho Javier, ella es mi mujer lo que indica que amanecemos juntos todos los días, por ende, ya la saludé.—el tono de voz de “mi prometido” dejaba claro que no estaba para juegos el día de hoy, lo que más me asombró fue que me ignoró deliberadamente durante el desayuno.—terminé de desayunar y subí a la habitación a lavarme los dientes para ir al trabajo.—subí tras Iván porque necesitaba entender su actitud del día de hoy, pero fue en vano, él salió del baño y se aplicó su perfume, ese olor debe enloquecer a cualquier mujer. Me pasó, por un lado, y salió, yo suspiré, fui a lavarme los dientes, tomé mis cosas para ir a la universidad y al trabajo porque hoy tenía turno hasta las 12 de la noche y bajé mientra
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