JaquelineYa era sábado y por fin me di el lujo de dormir hasta más tarde. Aún vestida con mi pijama suave, compuesto por un pantalón y una blusa, caminé lentamente hacia la cocina imaginando una taza de café recién hecho. Empecé a sacar algunos utensilios del armario cuando fui interrumpida.Raúl, el ligue de Renata, un hombre de unos treinta años, rubio, alto y de físico atlético, apareció frente a mí vestido solo con una toalla. Su cabello húmedo goteaba suavemente. Me miró con una expresión sugerente mientras pasaba las manos por los mechones mojados.Me sorprendí y me sentí incómoda, desvié la mirada y lo saludé apresuradamente.—¿Tanta prisa, Jaqueline? ¿No quieres tomar un café conmigo?—Ah, tengo un compromiso, estoy contra el tiempo. Hasta luego —dije retrocediendo, mientras su mirada recorría mi cuerpo con descaro.Durante la madrugada había escuchado las voces de Renata y Raúl, entre risas apagadas, pero no esperaba encontrarlo allí. La forma en que se comportaba conmigo cu
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