Capítulo 115 — Es una bestiaNarrador:Sofía manejaba como si la vida entera fuera un hilo tenso bajo sus manos. Las luces del camino pasaban como ráfagas de luz, pero para Luigi no existía nada más que el cuerpo tibio, y cada vez menos tibio, de Valeria en sus brazos.Iba sentado en el asiento trasero, con las piernas abiertas para sostenerla, acunándola contra su pecho. Una mano presionando la herida. La otra acariciándole el rostro sin parar.—Estoy aquí, mi amor… —susurraba, con la voz rota en mil pedazos —Estoy aquí, ¿me oyes? No te voy a perder. Ni a ti… ni a nuestro bebé. No te me vayas, Val… no te me vayas ahora…Le acariciaba la mejilla, la frente, la nariz, como si pudiera despertarla solo con el tacto.Valeria respiraba entrecortado, débil, casi sin fuerza. Cada respiración era un pequeño temblor de dolor. La sangre seguía brotando. Luigi apretó más.—¡Sigue sangrando! —gritó desesperado hacia adelante —¡Sofía, no para!—¡TRANQUILO, LUIGI! —le gritó Sofía, sin apartar la vis
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