CAPÍTULO 26: SI NO ME ACUERDO, NO PASÓEdenLa imagen de Dmitry bailando con aquella mujer se me clava en la cabeza como una maldit4 espina. No importa cuánto trate de sacármela de la mente, ahí sigue, como una herida que no deja de arder. Lo peor es que no soy la única que lo notó. Las criadas no han dejado de cuchichear sobre ello desde que terminó la fiesta. “Nunca lo había visto tan cerca de una mujer”, “¿será su prometida?”, “es hermosa, parece una modelo”, “harían una pareja perfecta”. Y yo, sentada en un rincón de la cocina, bebiendo un café aguado que sabe a resentimiento, intento ignorarlas sin éxito.A medida que la noche avanza, el desvelo me gana. Por lo menos, la fiesta termina, pero aun después de limpiar como la cenicienta toda la noche, no logro dormir. La imagen de Dmitry rozando sus labios el oído de la rubia de piernas largas me revuelve el estómago. Me doy la vuelta en la cama, una, dos, tres veces, hasta que decido que ya es suficiente. Necesito aire, o vodka, per
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