[ARI]Tardé varios días en hacerme a la idea de que Daniel había vuelto, o más bien, que estaba cerca. Muy cerca, en realidad.Al inicio era doloroso verlo caminar por los pasillos con el uniforme celeste de quirófano que tanto amaba como le quedaba. Después era triste ver cómo me trataba con indiferencia y nunca, jamás, me miraba. Mis opiniones eran de lo más insignificantes para él y se portaba como un idiota conmigo, con Ethan y hasta con Scott, durante las reuniones y hasta lo empujaba del hombro cuándo lo miraba por los pasillos. Supongo que le desagradaba porque Ethan se había hecho muy cercano a él en tiempo récord.Su amistad crecía y la buena comunicación de los hermanos se derrumbaba peor que la torre de Babel. Cómo cuando muchos de nuestros colegas les habían preguntado, en diferentes oportunidades, si eran hermanos…, ambos lo negaron. El primero en negar que eran hermanos, fue Ethan y de ahí comenzó una guerra. Scott sólo era un daño colateral en esa mala relación fraterna

[DOS SEMANAS MÁS TARDE]—¡Créeme, Ari, ya no las soporto! —Keisi se frotó las sienes y me miró en busca de auxilio —. Esas dos lunáticas van a volverme loca.—Entonces ya serán tres.—Tú no me entiendes —se acercó para susurrar —. No hacen nada, se la pasan todo el día en el teléfono, chismoseando o hablando de los doctores más guapos del hospital.—¿Ah, sí? —le di una escasa mirada. Mis ganas de hacer esa pregunta que sería muy obvia a los ojos de cualquiera, crecía con cada segundo que pasaba. Al final me decidí a hacerlo —. ¿Y… del doctor Park… tam… bi…én?—El doct… Un segundo. ¿Te gusta?—No, claro que no.Keisi elevó una ceja y a la vez entrecerró los ojos. Yo ni siquiera me atreví a verla. Podía ver que sonreía con malicia a través del espejo pequeño que estaba pegado a la puerta de uno de los casilleros y sabía lo que estaba maquinando.—¡Te gusta!—¡Ya dije que no!—Eso explica por qué se te queda viendo tanto cada vez que pasa por recepción… o llega antes que todos a quirófan

[ARI]En conclusión, mi vida laboral se había complicado demasiado, pero ya me estaba acostumbrando a su presencia.Costaba cada día y sufría cada noche. Era mi diario vivir.Estaba tratando de mantener la cordura, al ver cómo Ingrid y algunas otras internas le coqueteaban a lo descarado al padre de mi hijo. Ya le había espantado a las enfermeras y aún así parecía que la fila de lobas no bajaba.Ese cuerpecito tenía mi marca y seña. Era molesto ver que a él parecía no molestarle la atención de todas las mujeres de ese edificio.¡Ariana Taylor estuvo ahí, perdedoras!.Luego recordaba que no tenía ningún derecho a sentirme molesta y trataba de ocultar mi decepción durante mis ratos libres, yendo a ver las cirugías que realizaba Ethan.En una de esas ocasiones hasta me invitó a ayudarle como su enfermera. Eso claro que no le gustó a Daniel, que aunque no me daba ni la hora, estaba en medio de una especie de disputa silenciosa con Ethan y continuaban sin dar su brazo a torcer. El espacio

Tus mejores virtudes se reflejan siempre, ante tus peores obstáculos. Eso decía papá cuando llegaba triste a la casa, después de haber comenzado mi técnico en enfermería y algunas veces fallar en la carrera o sentirme como un fiasco de madre.Mis notas tardaron un poco en subir entre el primer y el segundo semestre. A veces sentía que el desvelo me mataba y si a eso se le atribuía mi maternidad, todo se volvía más dificultoso. En ocasiones Tyler lloraba demasiado y yo no sabía qué hacer. Me auto reprochaba que si hubiera seguido estudiando medicina, lo sabría. Como enfermera era muy difícil diagnosticar algo. Me reprochaba el hecho de ponerme a llorar después de lograr calmarlo, porque hacía que la abuela viajara más de quince kilómetros para ayudarme, porque papá todavía estaba un poco mal y también necesitaba cuidarlo.Cuando se enfermaron los dos, fueron Difer y Dante quienes me auxiliaron.Muchas veces tuve ganas de tirar la toalla. Después, pensaba que era bajones emocionales y l

Cuando entré a recepción, escuché a Ashlee y a May hablar de Ethan.—Le dije que Ethan tenía turno nocturno.—Pero no lo tiene.—Sí, pero la tipa no lo sabe —Ashlee dibujó una risita malévola —. Voy a convencerlo.—Dudo que lo logres.En eso, Ethan salió del consultorio donde lo había dejado con Daniel. La chica lo vio y salió de la recepción para tratar de "convencerlo" porque, según ella y sus erradas ideas, él la aceptaría.Quise reír al ver como Ethan se negaba amablemente y seguía con su camino.—¡Buh! Se hace difícil —se dejó caer de nuevo en la silla, dejando su mentón recargado en la palma de su mano y el codo sobre el tablón —. Pero será mío.—Quizá de verdad ama a su esposa.—Su esposa ha de ser fea…Comenzaron a despotricar en contra de Lilly, y claro, no la conocía, pero me parecía que se estaban pasando con sus ofensas.Escuché decir a Ashlee que los hombres prohibidos eran los más atractivos y eso me molestó mucho. Me recordó, de alguna forma retorcida, a Elena.Cerré lo