[CONTINUACIÓN]Casi siempre solemos mantener uno listo para, bueno, emergencias como esta, valga la redundancia.Y ahí voy corriendo por el pasillo blanco y largo, poniendo oxígeno al paciente después de reanimar con RCP, puesto que estaba inconsciente y no estaba respirando. No es para menos, la herida que tiene en el pecho es demasiado profunda y está botando mucha sangre. Intento hacer todo como normalmente lo hago, como ya es una costumbre después de practicar tanto. El paciente, un hombre de cuarenta años, piel trigueña y cabello blanco y escaso. Está inconsciente todavía y al parecer su ritmo cardíaco va en descenso una vez más. Necesitamos estabilizar en lo que el doctor a cargo llega.De inmediato lo conecto a la máquina de oxígeno o ventilador, e intento detener el sangrado.Mido sus signos vitales tal y como lo he practicado miles de veces, hago un reporte rápido en mi cabeza y una vez el paciente entra al quirófano, comenzamos a preparar todo. El doctor Kenwood llega unos m

[ARI]Me miro al espejo de nuevo y ahí estoy, pero es como si no lo estuviera. Mi mejor versión se quedó en Estados Unidos… con la persona que amo.Aún con todo eso, Difer tiene un punto. Una pequeña pizca de razón. Ya pasaron dos años y no es justo que siga aferrada a un imposible.El reloj marca las ocho. Salgo de mi cuarto luciendo un vestido azul marino, hecho con tela de organza, el cual resalta el azul claro de mis ojos y de paso, mi figura. No tiene mangas, es ceñido de la cintura, pero cae en una elegante falda holgada, hasta la pantorrilla. Me hago un moño con tiara en el cabello y me colocó unas zapatillas de tacón bajo, del mismo color. Mi maquillaje es neutral, natural y sin excesos, como me gusta.Una vez el espejo me da gustoso su aprobación, salgo de mi cuarto, secando el sudor de mis manos en la falda del vestido.Escucho voces en la sala, risas y entre esas risas, resalta la voz de mi bebé y la música del televisor, con la película de Happy Feet. Tyler baila y da vuel

[CONTINUACIÓN]Le había pedido a Rávena vernos en este lugar para entregarle las pruebas y los papeles inexistentes del traspaso de la herencia. Si los quería, tenía que ir a discutirlos con los encargados de los centros de caridad a los que habían sido destinados.Todos los agentes se pusieron en marcha. El aviso había llegado por un teléfono cifrado, de un agente que estaba a dos calles de la casa. Todo estaba saliendo bastante bien. Tanto, que me asustaba. Sentía que algo saldría mal. Las placas habían sido registradas, la identidad de Rávena confirmada y era cuestión de minutos para que llegara a nuestro punto de encuentro.Sé que desconfiaba. Me había costado que aceptara hacer el intercambio en la casa de Difer, pero fui firme. Me aseguró que no estaba en condición de poner trabas. Le aseguré que no estaba de humor para ponerlas y que no pondría en riesgo la vida de mi padre o de mis amigos. Me pidió estar sola y le dije que Difer se quedaría conmigo. Luego, aseguró que se daría

✄---------------------------------ACTUALIDAD✄---------------------------------—¡Uff! Enfermera, ¿Quién lo diría?—Verdad.Esbocé una leve sonrisa, la cual no llegó a mis ojos.Ethan, al ver mi incomodidad, carraspeó incómodo.—Lo lamento.—No, tranquilo. Lo cierto es que fue un plan de emergencia. Necesitaba avanzar para darle a Tyler todo lo que necesitara. Tenía que pagar a la enfermera que cuidaba a papá, Difer y Dante me ayudaban, mas no iba a atarlo con mis problemas toda la vida. Gracias al cielo papá reaccionó, empezó a hablar, a moverse despacio y… ha avanzado muy rápido.—¿Y por qué enfermera? Creí que querías sacar un doctorado.—Así era —jugué con mis manos —. Comencé con las terapias de papá, me inscribí en un curso de seis meses, tuve a Tyler y empecé con el papeleo.—Pero has avanzado muy rápido…—Metí todas las materias en cada ciclo. La universidad me ayudó a conseguir una beca, trabajé durante los interciclos en un supermercado y por las noches cuidaba a papá y a m

Asentí con toda la seguridad, y dándole toda la razón del mundo, recordando que apenas anoche Ethan me había dicho que su esposa, Lilly, era la misma Lilly de la que había sido amigo toda su adolescencia y ahora, después de tanto tiempo, se habían dado la oportunidad y se habían casado. Me habló un poco sobre ella, sobre su forma de ser y sus gustos, y con cada cosa que mencionaba, sus ojos se iluminaban como dos luceros. Un poco más y de su boca saldrían arcoiris y algodones de azúcar.Fue muy bonito verlo de ese modo y sentando cabeza. Raro, sí, pero muy gratificante. Una conversación de esas como pocas que habíamos tenido alguna vez en la vida, y ya hasta me estaba olvidando del hecho de que justo él estuviera ahí y descubriera dónde me estaba “ocultando” y supiera sobre la existencia de Tyler. Hasta que volvió a mencionar a Daniel y su desfachatez del día que presentó a Lilly oficialmente como su novia y futura esposa, a su familia. En ese instante sentí como si algo amargo bajara