El apartamento estaba sumido en silencio cuando Tamara finalmente se quedó sola. Elena había salido hacía una hora con Dmitri, llevándose la mitad de los guardias. Los que quedaban vigilaban los pasillos exteriores, pero por primera vez en días, no había ojos directamente sobre ella.Se sentó en el sofá junto a la ventana que daba a Moscú cubierta de nieve, estudiando el mapa mental que había estado construyendo. Cada pieza de información, cada revelación, cada mentira. Tratando de encontrar el patrón que le diría cómo salir de esta trampa.La puerta se abrió sin advertencia.Tamara saltó, girándose, lista para enfrentar a Elena o Dmitri o quien fuera que viniera a continuar el juego psicológico.Pero era Gabriel.Su hermano—o medio hermano, o lo que fuera que realmente fueran—entró rápidamente, cerrando la puerta tras él. Llevaba su máscara habitual de indiferencia, pero sus ojos estaban alerta, escaneando la habitación.—¿Cámaras? —preguntó Tamara inmediatamente.Gabriel sacó un peq
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