La mañana de la reunión llegó con cielo gris plomo que prometía más nieve. Tamara no había dormido, no realmente. Había pasado la noche estudiando las fotografías en esa habitación horrible, buscando patrones, pistas, cualquier cosa que Elena hubiera dejado expuesta accidentalmente.

Encontró algo, pero no era lo que esperaba: en docenas de fotos, reflejado en ventanas o espejos, siempre había alguien más. Figura borrosa tomando las fotografías. Y en tres de ellas, el fotógrafo era visible lo suficiente para identificar.

Lorenzo.

Su supuesto padre había estado documentando su vida para Elena durante años. Sabiendo exactamente lo que Elena planeaba hacer con esa información.

La traición se sentía como vidrio en su garganta.

Elena entró sin tocar, llevando vestido para Tamara: elegante, negro, apropiado para reunión de élite global.

—Hora de prepararse —anunció—. La reunión comienza en tres horas. Necesitas lucir perfecta. Las primeras impresio