91. Una tonta enamorada
Me despierto echando de menos el peso del brazo de Ethan alrededor de mi cintura, el calor de su cuerpo pegado al mío, esa forma en que me miraba como si yo fuera lo más valioso del universo.Es raro cómo, en solo unos días, me he acostumbrado tanto a su presencia que ahora mi cama se siente enorme, vacía hasta doler.—Joder… —murmuro, incorporándome—. ¿Por qué las cosas no pueden ser más sencillas?Miro el móvil y pienso en mandarle un «buenos días», pero antes de que pueda tocarlo, dos golpes en la puerta me cortan.—Buenos días, florecilla —me saluda Vitória, con la energía a tope—. ¿Dormiste bien?—Sola —respondo, con un suspiro de drama queen.—Pero no por mucho tiempo, ¿verdad? Es sábado y seguro que vas a ver a tu amor imposible —dice, con una sonrisa pícara.—Sí, y tú me vas a echar una mano, ¿no?—Lo que no hagamos por las amigas… —se tira en mi cama, abrazando mi almohada—. No me lo creo, os pasasteis días enteros en Carmel y todavía queréis más.—¿Sabes qué? Creo que nunca
Leer más