Rafael temblaba donde estaba sentado, rodeado de los restos rotos de su antiguo trono, del cual una vez estuvo orgulloso. La sangre le salía por la nariz, tenía el labio partido y uno de sus ojos ya se estaba hinchando.Jaden se quedó quieto, con el pecho agitado y una expresión tranquila, pero despiadada.El orgullo de Rafael se rompió como el cristal, por lo que se arrodilló suplicante ante las botas de Jaden, mientras rogaba con la voz quebrada.—Por favor... por favor, no me mates. Te daré cualquier cosa: dinero, cuentas en el extranjero, armas, poder... solo... solo perdóname la vida.Jaden, inmóvil, bajó la mirada para observarlo, a la vez que le decía: —No perdono a nadie que intente hacerle daño a mi familia.La expresión de Rafael se tornó sombría cuando se inclinó nuevamente suplicando por su vida, pues aprovechó para mover su mano derecha lentamente y con cuidado, acercándose furtivamente al bolsillo interior de su abrigo.Jaden entrecerró los ojos ligeramente.De rep
Leer más