POV CAROLINA.Deje aquel horrible lugar con la convicción que todo mi dolor se quedaría enterrado junto a él, aquel hombre que una vez ame y luego me vendió como mercancía, aquel que con mentiras me llevo a vivir en un infierno que no merecía, pero verlo suplicar y llorar, me liberó de esa cadena invisible que una vez el mismo me dejo y que ahora me podía quitar.Se dice que después de la tormenta llega la calma, pero para mí, esa calma era como un respiro maniatado entre tormentas. Un obsequio que me preguntaba si realmente merecía. Aun así, ahí estaba: rodeada de sábanas blancas de algodón egipcio, con la piel todavía caliente por el agua tibia, sintiendo que mi corazón latía más por él que por el miedo.Elías estaba junto a la ventana del hotel. Su figura se delineaba contra la luz de la ciudad. Desnudo. Impresionante. Fuerte. Su cuerpo tenía cicatrices, algunas recientes y otras más antiguas… marcas de combates, de luchas, de vidas que quizás nunca conoceré. Pero su alma, su coraz
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