Tres semana después, las oficinas de San Marco Holdings volvieron a respirar.Tras el funeral, el caos, y los días en que Lisandro había desaparecido para estar con Anna, decidió retomar todo lo que había dejado de lado, la empresa, su organización, poco a poco estaba haciéndose cargo de todo, volviendo a ser el mismo Lissandro.Entraba cada mañana a las 7:00 en punto. Ni un minuto antes ni uno después. Traje negro, camisa sin corbata, mirada fija. No hablaba de más. No sonreía. Solo trabajaba.Saúl caminaba a su lado con la agenda en la mano, siguiéndole el ritmo sin quejarse. Ambos se habían convertido en un dúo de eficacia quirúrgica. Reuniones, informes, balances, revisiones de seguridad, análisis de contratos... Todo pasaba por la lupa de Lissandro.Esa tarde, en la sala de juntas principal del piso veinte, los números de las 
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