Yo regresé a casa y Claude no volvió hasta bien entrada la madrugada.Dormía profundamente cuando Claude me abrazó y sentí un aroma a perfume ajeno, mezclado con olor a rosas, impregnar el aire.El olor me provocaba náuseas, y, junto con ello, comenzó a dolerme el vientre.Me cubrí el bajo vientre, incomodada. Al notarlo, Claude se acercó para intentar masajearme.—¡Quita tu mano! —rechacé su mano con mal tono—. Hueles horrible.Claude palideció, olfateó su propia ropa y luego sonrió.—Es el aroma de las rosas. No podía dejar de pensar en nuestro aniversario, así que volví hoy al jardín. Voy a ducharme ahora.No me molesté en desenmascarar su mentira. Porque ese día él había dicho que iba a la empresa. Cuando Claude salió de la ducha y se acostó a mi lado, apenas se durmió antes de que un tono de notificación lo despertara.—¿Te desperté? Todavía me queda trabajo pendiente. Duérmete, mi amor.Me di la vuelta, fingiendo estar dormida y, un momento después, escuché su voz: —¿An
Leer más