Alice baja su mirada, pues las palabras de Damián la han golpeado y, aunque él tenga razón, su dureza le duele. Lo sigue en silencio, y así hasta llegar al estacionamiento donde Wilson está esperando. —Señor, ¿a dónde quiere que lo lleve?—Lleva a la señora… señorita Cooper —dijo Damián— a la clínica donde la has llevado, yo los sigo —ordena y se dirige a su auto. Alice pensó que irían juntos en el mismo auto, sin embargo, con cierta molestia y decepción se sube al auto y Wilson cierra la puerta. Fue inevitable, se le salieron las lágrimas, han pasado tantas cosas últimamente que se siente sensible y con su corazón achicopalado.Mientras que Damián no dejaba de pensar en el hecho de que será padre, de que tendrá dos hijos, y que será con la mujer que fue su esposa, con la que inició un juego, una estrategia matrimonial. Que a lo que él tanto se negaba, el destino le sorprendiera de esa manera.Al llegar a la clínica, Alice se dirige directamente hacia el consultorio de la doctora que l
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