KAELAN—Vamos, amor, golpea más rápido —ordené, girando el torso para esquivar su ataque. El sudor le perlaba la frente y su respiración era acompasada, firme—. Eres más ágil que yo. Yo soy más grande y fuerte, pero tú tienes velocidad, usa eso a tu favor.Lau sonrió con esa chispa que siempre me desarma. Movió los pies, giró sobre sí misma y lanzó un golpe directo que apenas logré detener con el antebrazo. Su técnica mejoraba cada día, sus movimientos eran más fluidos, más seguros. Ya no era aquella luna frágil; era una fuerza que brillaba bajo el sol del campo de entrenamiento.Andrew y Davis observaban desde el borde de la arena, con sonrisas amplias y brazos cruzados.—¡Vamos, Luna! —gritó Davis divertido—. ¡Patéale el trasero al Alfa!Andrew rió— ¡Vamos, enséñale quién manda en casa!Lau bufó, divertida, y me lanzó una patada alta que me obligó a retroceder. Sus reflejos eran tan rápidos que por un instante perdí el equilibrio.—Eso es, amor —dije entre jadeos—, más rápido, más
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