Al percibir el juego de Víctor, Marina se levanta e intenta recomponerse, disimulando el nerviosismo que crece dentro de ella. Aunque no quiera, todo lo que él hace y dice la afecta de una manera desconcertante.— Está bien, señor Ferraz, si eso es lo único que quiere de mí, lo acepto —responde con voz firme, pero con el corazón acelerado.Satisfecho con la respuesta, él sonríe. Esa era la actitud que esperaba de ella. Caminando hasta su mesa, abre uno de los cajones, de donde retira un sobre.— Me gustó tu compromiso… —dice, caminando de vuelta hacia ella y extendiendo el sobre—. Toma, esto es una pequeña muestra de lo que puedes tener si eres más dedicada y complaciente.Marina lo observa, sorprendida, mientras toma el sobre con cierto recelo. El aire tenso a su alrededor parece cargado de un estrés latente, y siente como si en cualquier momento él pudiera jugarle una mala pasada. Al abrir el sobre, encuentra un cheque por valor de diez mil reales.Sus ojos se agrandan, revelando so
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