Un fuerte estruendo proveniente de la habitación, hizo que el sartén se soltara de sus manos y el aceite caliente cayera sobre su ropa y sus pies, quemandole en el acto.Adhara hizo una mueca de dolor, pero no se detuvo a ver el desastre, por el contrario, corrió en dirección al cuarto que compartía con Mattia, ignorando el tiradero que acababa de hacer en la cocina.Derrapó al llegar frente a la puerta y entró al pequeño espacio cómo un vendaval, con el corazón latiendo con fuerza contra sus costillas y la angustia quemandole las entrañas.El castaño yacía en el suelo tirado. La silla de ruedas se encontraba volcada junto a la pequeña y raida mesita.- ¡¿Qué pasó?!.- Adhara preguntó preocupada, mientras se acercaba a Mattia, cuyos hombros convulsionaban con sus fuertes sollozos.- ¡Qué soy un inútil!, ¡Eso me pasa!.- Mattia gritó desesperado, mientras alzaba una de sus manos, dónde el filo de una navaja centelló ante el beso del sol, la cual dirigió a toda velocidad hacia su muñeca.
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