Capítulo 32 —Tu palabraNarrador: Renzo la tenía aferrada como si pensara devorarla ahí mismo, los ojos encendidos de rabia y deseo. Sofía, en cambio, mantuvo la calma. Sonrió apenas, con esa mueca peligrosa que le era natural.—Tranquilo, Italiano. —susurró, rozándole la boca sin dársela aún —No voy a dejar que borres nada… porque no tienes mi permiso.Renzo apretó la mandíbula, respirando fuerte contra sus labios. Sus manos ardían en sus caderas, listo para arrastrarla bajo su cuerpo, pero Sofía no cedió. Entonces, de pronto, lo besó. No fue un roce tímido ni un gesto rápido: lo besó lento, profundo, hambriento. Sus lenguas se encontraron con violencia, y el aire entre ambos se quebró en un gemido sofocado.Renzo gruñó bajo su boca, como un animal enjaulado. Intentó profundizar el beso, marcar el ritmo, dominarla. Pero Sofía se apartó justo a tiempo, dejándolo jadeando, con la respiración rota. Ella lo miró desde arriba, con el cabello cayéndole sobre los hombros, y sonrió con malic
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