Salimos en mi auto el viernes por la mañana para llegar pasado el mediodía a Stone Valley. Recogí a la doctora en su casa, al este de la ciudad, en un barrio elegante de muchas palmeras, casas palaciegas y grandes jardines. Ella se había puesto zapatillas tenis, un jean pegado, una blusa verde sin mangas, soltó sus pelos rubios y llevaba lentes redondos grandes. -No pareces veterinaria-, me reí viéndola tan linda. -Mejor, los lobos podrían asustarse, le temen a las veterinarias je je je-, ella era una fiesta. Yo también estaba muy casual, llevaba botines marrones, una minifalda jean, una blusa manga corta y me había hecho una cola con mis cabellos. También tenía mis lentes puestos porque ya saben, Stone Valley está enclavado en medio del desierto, entre cerros áridos, terrenos baldíos, lomas peladas y amarillentas y árboles y arbustos muertos. El calor por allá es insoportable. -Trevor estuvo en mi consultorio-, me informó, entonces, Evans mientras íbamos, a toda marcha por l
Leer más