Mientras el coche me atropelló, mi conciencia comenzó a desvanecerse.El dolor me atravesaba de pies a cabeza, pero lo que realmente me destrozaba era la desesperación absoluta y aplastante de sentirme completamente abandonada.Destellos de recuerdos inundaron mi mente.La primera vez que vi a Vicente, sentado detrás de su escritorio, la luz fría brillando en sus gafas. Yo, provocándolo deliberadamente, y él, completamente impasible.La primera vez que me sujetó con fuerza, llamándome Princesa, con la voz baja y entrecortada. Había pensado que era amor.Innumerables noches, acostada en sus brazos, escuchando el latido constante de su corazón, pensando que finalmente había encontrado mi hogar.La imagen final quedó congelada en mi mente: Vicente, sin dudar ni un momento, lanzándose para proteger a Isabel.Y yo, como una espectadora desechable, dejada para enfrentar el peligro completamente sola.Cuando abrí los ojos de nuevo, estaba en una cama de hospital.La habitación estaba en silen
Leer más