56. EL ANUNCIO
56. EL ANUNCIOVICTORIA:No sabía qué pensar, sentía que no salía de una trampa para entrar en otra. Las fotos que se rodaban en las pantallas reflejaban una amistad desde nuestra niñez, vacaciones conjuntas, visitas al orfanato junto a mis padres, mi amistad irreal con Ricardo en la universidad donde jamás lo había conocido. Era, en verdad, increíble ese montaje que había preparado. Lo miré con admiración. El murmullo crece entre los invitados, amenazando romper esa calma incómoda que nos rodea. Mi tío, inmune a cualquier desconcierto, se levanta desde su lugar, tomando una copa en mano, y voltea a mirar a todos con una sonrisa ensayada. —Queridos amigos —comienza su discurso, mientras la atención en la sala se centra en él—, decidimos compartir un acontecimiento especial con cada uno de ustedes esta noche. El susurro entre los presentes se agita, y las imágenes en la pantalla cambian. Ahora, aparecen fotos de lo que parece una romántica ceremonia al aire libre. Un montaje pe
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