VICTORIA:
Las palabras de Isabel resonaban en mi mente: "ciertas alianzas parecen surgir tan rápido". Tenía razón. Todo había sido demasiado conveniente, demasiado perfecto, demasiado alineado a la trampa. Ricardo, con todas las respuestas correctas, con todos los movimientos precisos. Mientras los aplausos continuaban y su mano seguía entrelazada con la mía, una pregunta me atormentaba: ¿estaba realmente de mi lado, o era él la amenaza más peligrosa de todas?
Después del anuncio, los invitados comenzaron a dispersarse hacia el comedor principal del hotel. Ricardo me guió discretamente hacia uno de los balcones laterales, alejado del bullicio de la fiesta. La noche era fresca y las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, creando un escenario que en otro momento hubiera encontrado romántico. —Te noto tensa —dijo Ricardo, apoyándose en la b